Desde hace un par de semanas ando bastante acelerado, yo diría que excitado ante el reciente parto de “Entre pedales, homos, ciervas y mamuts”. Admito que estos días me cuesta dormir, las ideas bullen en mi cabeza, ya a tope de cafeína después de cinco cafés tocados de leche al día y me da la sensación de que si no cuelgo algo cada tres o cuatro días, mi balbuceante blog morirá de inanición y que los lectores que lo puedan visitar terminarán aburridos de encontrarse siempre con el mismo artículo o titular. Pero poco a poco parece que me voy calmando, conteniendo el impulso de escribir sobre cualquier acontecimiento, por intrascendente y banal que sea..., sin embargo, hace poco si que vi algo sobre lo que consideré interesante y obligado escribir, posiblemente quien este leyendo estas líneas también lo podrá ver, a la derecha, en la sección de seguidores del Blog.
Cuando colgué esa especie de declaración de principios, no había nadie siguiéndome, ese espacio estaba vacío..., pero a los pocos días, un torso humano rematado con la cabeza de un guepardo surgió casi como de la nada, también aparecieron un par de comentarios..., era el guepardo quien hablaba, era Carlos, el webmaster de Olocaudigital, que aterrizaba por el blog, aún envuelto en la placenta, húmedo y tembloroso, algo confuso en ese nuevo medio.
Me alegró muchísimo encontrarme con ese depredador fascinante de la sabana africana, vigilando en mi espacio, mirando hacia los textos que poco a poco iban ocupando ese folio virtual del color de la tierra. Carlos publicó en su pagina un pequeño articulo, en el que relataba mi llegada a Olocaudigital, hablaba del número de lecturas y de alguna forma..., casi me empujaba fuera del nido, era como si esa madre guepardo diese un zarpazo a su hijo para que dejara de seguirla, para que comenzase a cazar por si mismo..., esto son divagaciones mías, desde luego, pero Carlos me brindó la oportunidad de escribir con libertad, mas allá de las escasas 20 líneas a las que me debía ceñir cuando escribía “cartas al director”, unas cartas que no siempre eran publicadas, sin embargo, Carlos subía mis relatos a la red, me arreglaba las fotos y a veces añadía imágenes que siempre ligaban a la perfección con los textos, o con las escenas que yo sugería con las palabras.
Curiosamente, nos conocimos gracias a esas misivas enviadas a la prensa, últimamente cargaba contra los PAIs, contra las salvajadas urbanísticas, contra el abuso aplaudido desde las consellerias del gobierno autónomo..., Carlos leyó alguna de ellas, me rastreó por el Google y una tarde recibí una llamada en la carpintería. Cuando me preguntó si era yo quien escribía las cartas a la prensa, me quedé callado unos instantes..., y me acojoné, me dije, “alguien que te va a partir la cara por culpa de las dichosas cartitas incendiarias tocapelotas”, pero resultó ser todo lo contrario, se presentó y charlamos bastante rato, al final me ofreció la posibilidad de enviarle a el esas cartas, pero desde luego escribiendo las líneas que me diese la gana..., desde entonces hemos estado en contacto, nos hemos visto y hemos observado con cierta amargura, que aquí, en la Comunidad Valenciana nada va a cambiar, los PAIs van a seguir echando de las casas a quien no puedan pagar, seguirán arruinando a las gentes humildes, esquilmando los recursos naturales a base de hormigón y ladrillo.
Quiero darle las gracias a Carlos por todo y creo que todos debemos agradecerle que siga luchando contra las corruptelas y desmanes, contra las malas artes y los engaños que amenazaban la Sierra Calderona tras la gestión de quienes se han mantenido en el poder durante veinte años.
Sonreí lleno de gozo cuando miré hacia ese lado y descubrí la microfotografia de una muchacha que sonríe con una franqueza que hipnotiza y luciendo unas coletas que la hacen parecer una niña juguetona, feliz y ajena a los males que azotan el mundo, ajena al dolor y a las enfermedades..., pero África no es esa niña imaginaria que describo, es una ciclista de montaña que monta una robusta Patriot rosada, no la conozco personalmente, tampoco se como suena su voz pero si he leído sus textos y poco a poco voy sabiendo algo mas de ella. Se que ha sufrido en estos últimos meses, su padre estaba aquejado una enfermedad grave que necesitaba de un trasplante para sobrevivir..., finalmente ha llegado, su padre parece que mejora y ella reflexiona para todo quien quiera leerla. Se pregunta sobre los envites de la vida, sobre como nos golpea a veces, sobre como caemos a la lona del cuadrilátero y sobre como logramos levantarnos..., todo es enseñanza, África, el dolor, la tristeza y el desanimo es algo tan natural como la risa, como la ilusión, como la emoción positiva. Son enseñanzas que la vida nos ofrece, a veces con crudeza insoportable y otras, como a mi con mi padre, año tras año, día tras día..., pero te lo repito, todo es aprendizaje, conocimiento, acumulación de experiencia para poder afrontar nuestra vida, para poder adiestrar a los hijos que deseemos tener o para poder aconsejar a alguien cuando un problema le desborde.
Quiero agradecer a África el haber colocado esa fotito, ahí arriba a la derecha, donde dice “seguidores” y desde luego deseo que siga escribiendo en ese blog de color azul cielo, como el firmamento, en el cual ella es una estrella de simpatía y sensibilidad.
“Ya estoy aquí...”, Noe aterrizaba así de chula y segura de si misma en la sección de comentarios. La conocí virtualmente desde el blog de África y su comentario me provocó una oleada empuje y alegría que tardé mas de un día en asimilar. Esa frase y la imagen que yo recreaba en mi mente visual, de ella y Jaume cayendo en el comedor de mi casa, como saliendo de un salto tras una trialera con sus “burritas”, no se, me sentí como Jodie Foster (salvando el sexo, obviamente), cuando recibe respuesta desde el cosmos en Contact, por cierto, me encanta el fotograma de ella, tomando notas sobre el capó del descapotable en medio de un mar de radiotelescopios apuntados hacia el universo.
Noe escribe en su blog, después de darse una paliza de cien o maskilometros, con habilidad, con desparpajo y gracia..., y admite sin tapujos que Jaume es el dueño de sus pensamientos, admite que está locamente enamorada de su compañero..., joder, eso también me impresionó. La sincerad desnuda es algo difícil de ver, realmente es agradecimiento hacia esa persona que te hace feliz, es franqueza..., otro valor que anda escondido entre los miedos, manías y paranoias que acaban habitando en nuestras mentes y que terminan condicionando nuestro comportamiento.
Quiero agradecer a Noe ese primer comentario..., joder, creo que sabia que lo estaba deseando y que lo necesitaba para creer en ese blog que acaba de abrir, de alguna forma fue como un “venga, dame la mano que esto no es tan difícil”, a y desde luego me ha encantado que también me haya nombrado “cabra montes” de manera oficial al colocarme en su lista de enlaces, gracias, Noe y Jaume.
El agradecimiento se esta perdiendo, los niños ya no dicen “gracias” cuando algún adulto les da una moneda, un caramelo..., cualquier presente y tampoco hay padres o madres que les eduquen diciendo aquello de “¿Qué se dice...?”, agradecer algo, dar las “gracias” es casi considerado como una cursilería, como una muestra de debilidad en medio de una sociedad cada vez menos reflexiva, menos paciente y más impulsiva e irracional.
Con el tiempo he ido cambiando mi comportamiento, mi forma de sentir, poco a poco voy siendo como yo desearía ser, pasito a pasito, pedalada a pedalada..., he aprendido a dar las gracias, a apreciar el trabajo de los demás, a valorarlo en mi interior y a manifestarlo si es necesario halagando a esa mujer de la limpieza que ajusta perfectamente la bolsa a la papelera para que no se desprenda, a esa barrendera que se agacha para sacar la porquería de debajo de los coches aparcados o que suelta su cepillo para echar al contenedor las bolsas de basura que los maleducados y patanes dejan fuera, o a mis clientes tapiceros, cuando les visito para cobrar y observo ese sillón giratorio de oficina, exquisitamente tapizado en “capitoné” con piel auténtica..., bueno, quiero aclarar que yo me gano la vida haciendo los esqueletos de los sofás, la estructura de madera, quiero decir, pero siempre de pino gallego o de haya europea y de manera artesanal, y he observado que cuando halago ese tipo de trabajo, sobre todo cuando se lo digo al oficial, no al dueño de la tapicería, me sonríe agradecido, satisfecho de que se le reconozca el trabajo bien hecho..., algo que pocas veces ocurre por aquello de que tu obligación es hacer el trabajo bien hecho, para eso se te paga ¿no...?. Si, dicho así parece irrefutable, pero la realidad es distinta, hacer el trabajo bien puede resultar fácil, incluso mecánico, pero hacerlo con entrega, con voluntad, poniendo en él tus principios, tus valores..., es otra cosa muy distinta y lamentablemente escasa en el mundo laboral, entre otras cuestiones porque considero que en España, la mentalidad del empresario sigue siendo anticuada, enmohecida y poco inteligente, a lo que hay que sumar los miserables sueldos que se pagan. Cuando un trabajador ve que nadie le reconoce nada, que lo normal es que le pongan zancadillas y que solo vean sus equivocaciones..., entra en regresión, se convierte en alguien sin ilusión, en alguien que deambula por el centro comercial en el que trabaja sin ánimos de nada, sin ánimos de aconsejar simpáticamente al consumidor, a la persona que necesita una orientación sobre esos productos de informática de extraños nombres y que de un mes para otro ya no valen. Lo normal es que al final, alguna persona molesta por el trato seco de ese dependiente pida la hoja de reclamaciones y lo ponga verde..., y es curioso, ¿por qué no existe junto al libro de reclamaciones un libro de reconocimiento en el que poder expresar nuestra gratitud a ese empleado que nos ha atendido brillantemente, de manera sincera y sin ánimo de colocarnos el producto mas caro, sino el que nos convenía...?, posiblemente mas de uno de esos empleados llegaría a casa algo mas contento, por unos instantes se olvidaría de que no llega a ser ni siquiera un “mileurista”, sonreiría esperando en el atasco, incluso sonreiría a su mujer y es posible que esa noche hiciera el amor sin necesidad de esperar al sábado por la noche..., a mi me gusta cuando alguien halaga mi trabajo, cuando abro las puertas de la carpintería y alguna persona pasa por ahí y se para observando un sofá recién terminado, en esqueleto y sin un palmo de tablero aglomerado en su estructura..., después me miran y alguno comenta.
- Esto ya no se hace, vaya trabajo.
Y yo sonrío halagado y a veces contesto.
- Los hago como me enseñó mi padre.
El los hacia bien, mi padre pertenece a esa generación que tuvo que ponerse a trabajar a los trece años y que aprendieron a hacer las cosas bien, a poner el empeño y dignidad en sus obras..., y es curioso, la semana pasada fui a cobrar a uno de mis principales clientes, la verdad es que apenas si tengo una docena en total, pero voy aguantando.
- Pedrín... -me dijo nada más entrar en la tapicería- toma medidas de este sofá que tenemos que hacer uno que haga pareja.
Me acerqué, fui apartando las telas y descubrí una letra en la pieza trasera, era una T trazada con brío y gracia sobre el pino, una T que significaba Trasero, abreviatura que usaba mi padre para identificar las piezas y que yo sigo utilizando.
- Este lo hizo mi padre -dije- y está enterísimo.
Me sentí satisfecho y fui tomando las medidas..., la verdad es que nunca le he dicho gracias por todo a mi padre y se lo debería decir, él si me lo dice cuando le limpio las heces o cuando me despierta unas cuantas veces por la noche cuando no puede contenerse.
Bueno, cada cual que se comporte como deba, pero no estaría mal recordar de vez en cuando ese dicho..., “Es de bien parido y de bien parida ser agradecido o agradecida”. Por cierto también quiero dar las gracias al Anónimo que me dejó un entrañable comentario en el blog..., le he contestado justo debajo de ese comentario..., y gracias.
6 comentarios:
Viajo a menudo, no paro por casa... durante unas cuantas horas, mientras mis hijos y pareja duermen... Google earth me da alas, sin necesidad de Red Bull... pero me lleva a lugares lejanos, inacesibles de momento...
Sin embargo, con Pedro, viajo cada día también, pero a lugares que conozco, que tengo cerca de casa, que he pateado a pie, que he recorrido en coche, sobre los cuales he estado a punto de atropellas una serpiente dorándose con los primeros rayos de sol primaverales, con la rueda de mi bici de carretera... Y me hace soñar, y creo que nos da la fuerza para poder volar, como las más frecuentes urracas que aparecen desde Paterna a la Sierra Calderona, los brutotes pero tímidos cuervos que ya se dejan ver, los halcones que vigilan las carreteras que nos guían desde la salida de Valencia, una urbe cada vez más insoportable... hasta un mundo tan cercano... tan desconocido por la misma gente que habita esa urbe, que cada mañana a la que me acerco, sin tocarla, con su inseparable aura de humo marronácea y angustiosa...
Pedro nos muestra que aún existen parajes, tan cerca para los más atrevidos, tan lejanos para los más miedosos... Y con mis manos llenas de heridas, algún dedo sangrando, por cortar leña en plan primitivo, a veces a piedrazo limpio, para calentarme las noches frescas que me da la Sierra calderona... me lio ahora a escribir, antes de que la noche fría me envuelva... esperando que llegue el amanecer, con mi café calentito en la mano, con esa misma sierra ante mis ojos, con mi viejo anorak sobre mi viejo pijama de campo... todo para disfrutar de un amanecer como pocos en esta zona pueden disfrutar, con su calefacción centralizada en sus cómodos pisos pero con el rumor de los vehículos... Para mi el silencio, para mi los mirlos anunciando un nuevo día, las urracas llamándose, los sapos que tengo cuidado de no pisar... y como imagen de fondo las sierras que Pedro y unos cuantos más tienen la suerte de saludar, mientras yo, y no me quejo, miro desde mi casa... El frío me para un poco, pero la sierrame atrae, no tardaré en volver a ella... Mientras, viajo con los relatos de Pedro...
Hay una magia especial que muy pocos pueden disfrutar, invisible a muchos ojos, hay una satisfacción íntima y brillante que muy contados pueden percibir.
Es una magia que nos redime de la soledad, que nos engrana dentro de un equilibrio donde todo tiene su sentido y que sin nosotros tampoco existiría.
Pedro, en este caso, ha llegado a través de una T de trasera.
... gracias Pedro, amigo ...
Bueno,y ahora que digo yo!!!!!!!!!!.........la verdad es que me has dejado sin palabras al ver que salgo reflejada en tu blog,y tengo que confesar que me has hecho llorar como a una tonta,no me preguntes por qué porque ni yo lo sé,creo que tenía que descargar las emociones que tenia acumuladas y esta ha sido la última gotita que ha desbordado el vaso,pero lo necesitaba y como bien has dicho....es de bien parida ser agradecida,y por eso te doy las gracias y por haber hecho un huequecito en tu mundo para mí.Gracias.........
Bueno,Carlos,me encanta que hallas nombrado lo de la T, es como la firma, es el rastro que ha dejado mi padre despues de tantos años de trabajo..., bien hecho,desde luego, es otra generación que poco a poco se va extinguiendo y con ellos se va mucha sabiduria de fondo..., por cierto, nunca habia leido nasda tuyo tan poetico. Gracias.
Africa,me alegro de que hallas roto a llorar, como bien dices ha sido una forma de soltar todo esa tensión que has acumulado durante este ultimo mes. Y hace tiempo que te nombro entre mis amigos y amigas...,puede que harto de la actitud de algunos, ¿sabes...?.
Y me alegro de que te halla gustado el escrito..., realmente lo consideraba algo rosa y soso,pero bueno. Un saludo, niña..., y ya sabes, escribe, pedalea y disfruta de la nueva salud de tu padre mientras puedas.
Creo que el rosa no es un mal color jajajaja,la verdad es que ahora me siento algo ridicula por mi comentario anterior y ruborizada por saber que hablas de mi con tus amigos.....
Creo que no es malo del todo mirar la vida de color de rosa ............
Mujer, el rosa es ideal,lo decia porque la entrada parecia el discurso de un sacerdote oalgo así,como siempre ando despotricando contra unos y otros..., pues eso, me parecia muy "truchi", como dicen los hijos de Patricia.
Y de ridícula, nada, yo también soy de "mocoflojo" y lloro con relativa frecuencia, ultimamente emocionado por argumentos que se me ocurren, siempre relacionados con los avatares de homo en su evolución o cuando dejais esos comentarios tan agradables.
Africa, tu eres de todo menos rídicula y si te ruborizas quiere decir que estas viva y que tusmecanismos emocionales funcionan de puta madre..., o sea,que aún tienes ilusiones para tiempo,hala.
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