Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

lunes, 12 de agosto de 2013

EL CIELO DE LA SIERRA CALDERONA.






     Es curioso, el tenue rumor de los neumaticos sobre la pista forestal resulta casi un escandalo en medio de la soledad de la Sierra Calderona. Voy remontando por Campillo y echando miradas a las cimas y a los pinares, hace días que el sol tiene otro brillo, hace días que la atmósfera está distinta, mas nítida, más limpia, es como si la calima y la humedad marina se fuesen diluyendo, como si intuyesen la llegada del otoño.
   Levanto los ojos por encima de las cumbres y descubro un cielo mas azul, mas vivo, descubro unas nubes que se deshacen en cabelleras, en lluvias de altura que nunca llegan a tocar tierra. Descubro el rastro de un reactor y la alucinante sombra de esa misma huella sobre el cielo.
   Sigo remontando y después del descenso paro en la Font del Berro, es mi rincon favorito y me encanta su agua. Poco a poco y sin dejar de contemplar los farallones de rodeno me bebo el bidón entero y vuelvo a montar, pero apenas si trazo un par de curvas y me encuentro con Enrique.
   - Vaya, no han tenido que pasar mil años para que volvamos a vernos aquí.
   Enrique sonrie desde su barba blanca y escuchamos el graznido de varios cuervos, el canto de otras avecillas, el viento susurrando entre las copas de los pinos, entre las aristas romas del rodeno.
   - Esos cuervos me conocen..., saben que traigo comida para las zorras.
   Yo le digo que a veces hablo con los vencejos y él me enseña la foto de una rana, dice que es su amiga. Le comento que mañana saldré con Duna de ruta y Enrique me cuenta como estrelló su Guzzi Le Mans a 115 por hora contra un coche.
   - Se cruzó y no pude ni frenar, no llevaba casco, salí volando por encima del coche, me fracturé  la base del craneo y desde entonces no tengo olfato y ni memoria para las caras.
   - Coño, pero sabes quien soy, ¿no....?.
   Enrique suelta una carcajada y me enseña las fotos de las zorras comiendo de su mano.
   - Claro que se quien eres...., ah y mi hermano me ha dado recuerdos para ti.
  

No hay comentarios: