Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

miércoles, 31 de julio de 2013

A SOLAS CON EL AMANECER.





  Todos los humanos parecen dormir, consiguen conciliar el sueño cuando el calor del día se mitiga con las ultimas horas de la noche, cuando  esa atmosfera seca y fresca se desliza desde el norte y entra por las ventanas. Yo la percibo en mi piel y cuando separo los parpados descubro que la noche se aleja, que poco a poco la oscuridad se aclara.
   La gente sigue durmiendo y la manada y yo ya paseamos por el monte, Norton descubre a tres conejos allí en el hondo, se miran pero no se arranca, sabe que estan demasiado lejos. Seguimos caminando, respirando el primer aliento del día, empandonos de su pureza y de su luz tenue y agradable.
   Amanece sin nubes, con el cielo límpido y en el descubro el vuelo veloz de los vencejos que ya han abandonado las ciudades, ahora vuelan con sus polluelos, les enseñan a cazar y a jugar con el viento.
  El herbazal tiene un intenso tono pajizo, Norton y Mia se pierden en él y de vez en cuando surgen entre portentosos y bellos saltos, se arranca una liebre, pero gira rapidamente y  los perros la pierden, vuelven al herbazal y saltan, no me canso de mirar y sonrio.



 
 Vuelve a amanecer, volvemos a pasear y surge un cielo aún mas nitido y lleno de fuegos, de nubes incendiadas. Me siento como un mamifero mas y me confunde ese frescor intenso, creo que estoy en los ultimos días del verano, asomandome al otoño y vuelvo a encontrarme con los vencejos. Vuelan separados, silenciosos, vuelan hacia el interior...., ya dejaron las ciudades.
 


  

   Por la tarde nos volveremos a encontrar, formando un numeroso bando que no alborota. Descienden hasta la enorme balsa de riego y enseñan a sus polluelos a beber sin dejar de volar de la misma forma que les estan enseñando a vivir sin dejar de volar. Las aguas parecen de estaño liquido, ya no destellan con la luz del medio día y los vencejos planean sobre ellas colocando las alas en forma de V, por encima de sus cabecitas, por encima de sus dorsos, rozan la plata rizada con sus diminutos picos y se elevan para siempre.


 







 

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