Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

martes, 20 de septiembre de 2011

QUE LOS GALGOS NO DEJEN DE CORRER NI DE INSPIRARME en "Diario de Homo"

La manada con la que he estado viviendo, paseando y durmiendo durante todo el verano..., ellos me inspiraban.



Norton y Mia...., la perra mas tenaz..., ellos me llevaban a las mesetas.


El dolor en la muela me ha despertado a las cinco y media de la madrugada, me he levantado, he bebido un poco de agua y he vuelto a acostarme tratando de no pensar en ese dolor agudo que lleva días taladrándome la mandíbula, trepando hasta la sienes y presionando en ellas, o bajando hasta la barbilla, pulsando y volviendo a la muela, subiendo otra vez hasta la cabeza…, así hasta que me he dormido y he vuelto a despertar a las seis y cuarto otra vez con ese dolor pertinaz, insistente.

He tenido que tomar mi café torrefacto por el lado izquierdo de la boca, ante la pantalla del ordenador y ante el capitulo noveno de El verano de los perros flacos…, pero el dolor me impedía viajar hasta la meseta, me impedía dar vida a Paul y a Alberto, me impedía dar vida a los galgos, no podía hacerlos correr tras las rabonas.

El folio virtual permanecía ahí, con el cursor parpadeando, ansioso, invitándome a escribir pero el dolor me apresaba, no me dejaba crear y solo focalizaba en ese nervio inflamado bajo el empaste de resina, hasta que he empezado a leer lo que escribí ayer de madrugada, a corregir, a centrarme en las letras, en las vidas de los niños y de sus galgos y así, casi sin darme cuenta he empezado a escribir, a crear, a dar vida y a ver correr a los galgos, a Niño Cazador y a Alberto, a su amigo Paul.

Y aquellas extensiones llenaban sus ojos, desbordaban lo que su mente podía procesar, el espacio que podía abarcar, los horizontes casi planos, los sinuosos perfiles de los galgos en una carrera sin fin y solo detenida con la muerte, con la pegada, con la mordida que volvía a quebrar el espinazo de la rabona, con la tijera de Niño Cazador cerrada sobre el pelaje pardo manchado con el polvo de la huida decapitada, con el corazón de la rabona aún bombeando sangre mas allá de la consciencia del animal, mas allá de su voluntad, era el organismo moribundo deseando escapar, sobrevivir…, y Alberto se iba llenando lentamente de angustia, de miedo, de inquietud, pese a la sonrisa de Paul cuando la bolsa cosida con los pellejos del matacán engullía la segunda liebre. Su amigo era lo único conocido en ese universo de polvo y de piedras grises que surgían en montones, de ausencia de verdes, seco, sin agua ni fuentes, sin árboles y casi sin sonidos, salvo ese grito que le asustaba.

- ¡Suelta, Luciano…!.

Y los galgos corrían tras esa nubecilla de polvo que levantaban las patas traseras de la liebre sorprendida, tras esa liebre encamada que había permanecido mimetizada, serena y quieta entre los surcos de la meseta, en algún pequeño hoyo, hasta que el grito y los perros rompieron la planicie. Corría ante los ojos de los galgos, ante los ojos de los niños y de los hombres.

Alberto corría ya sin fuerzas, con los brazos sueltos, caídos y dando zancadas torpes, sin poder aspirar aquel aire incendiado que le quemaba la garganta y que derramaba como lava en sus pulmones, que los petrificaba como a los de los dos galgos que se vaciaban bajo ese sol que alcanzaba con sus rayos la enorme extensión de aquellos llanos, de aquellas mesetas, de los barbechos, de las parcelas roturadas…, que caía sobre el pelaje bardino de Niño y sobre el lomo como de nieve de Blanco. Un sol que incidía en sus vértebras, en todo lo largo de esa columna vertebral que se contraía y se extendía con cada zancada, con cada estirón de su musculatura. Un sol que atravesaba la fina piel del cráneo y que secaba sus hocicos afilados, que evaporaba la humedad y que robó el oxigeno cegando los ojos azules del galgo blanco”

Y entonces, he guardado todo y me he bajado a la vieja carpintería, con el dolor de la muela disipado en la inmensidad de la meseta imaginada.

.

Cecil y Pepper, este verano han corrido tras los conejos como el que mas..., y me inspiraban.






Norton y yo..., su mirada me ha inspirado.



6 comentarios:

Tapestry Workerman dijo...

Hola Pedro.
Este verano también he padecido de la amabilidad del dentista por extracción y a 150 km. de casa... una epopeya épica, oye.
Cuando narrabas el trayecto del nervio se me ponían los pelos como escarpias del recuerdo, ahora casi como piedras otra vez.
En cuanto a los perros flacos no he querido leer lo más mínimo de lo que has escrito aquí, que sigo retrasado en cuanto a las entregas.
Un saludo y a ver si los dolores te dejan dormir esta noche.
Un saludo.

Pedro Bonache dijo...

¿Que tal Tapestry...?, joer con los dientes, pues ahora está un poco mitigado pero ha cambiado de "ruta", je, je, je, ahora simplemente la muela está que ni"pa verla" y el dolor justo bajo ella, pero quieto, sin tantas correrias.
Creo que dormiré, si no aumenta el dolor, ainssssss.....¡¡¡¡¡.
El texto del post es lo ultimo, ultimisimo que he escrito de este relato que ya empiezo a creer que terminará en novela, buena o mala, pero novela al fin y al cabo.
Un abrazo.

Tapestry Workerman dijo...

Entre las gafas de cerca y la caída de dientes: ¿no será que nos hacemos grandes poseedores de recuerdos... o mayores?, en unos años me veo con los dientes en la mesilla.
Un saludo.

Pedro Bonache dijo...

Bueno Tapestry, es una realidad, una realidad que llega lentamente pero que llega. Pero se te ha olvidado decir que esos recuerdos también son experiencias, madurez, riqueza.

Mª Carmen Callado. dijo...

Vaya, parece que mal de muelas, consuelo de dentistas..Pues yo llevé la semana pasada tomando pastillas para el dolor de una recién empastada...Llegué a pensar que el dentista se había quedado con mi dinero y el pelo...je,je,je. Pero ahora ya pasó. Será cosa del tiempo...que hace que las tenemos.

Si duermes con los galgos, no te extrañe tener esos relatos tan galgosos. Sigo con el copy, que debo mantener el orden cronológico, y yo también voy pegada con ellos.

Ya te iré diciendo.
Abrazos.

Pedro Bonache dijo...

Hola Lara, hoy parece que remite y me siento feliz simplemente porque no me duele mucho.
Galgosos...,hay que meterse en el personaje aunque sea de cuatro patas, je, je, je.