Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

sábado, 25 de febrero de 2012

PASEANDO POR LOS JARDINES DEL VIEJO CAUCE DEL TURIA







Durante unos instantes soy feliz, el sol atraviesa la rebequita que solía usar mi padre durante los inviernos y siento sus haces ardientes en mi espalda, algo contraida por el frio, rigida. Pero ese calor me va relajando, incluso me hace sonrreir reconfortado, me hace contemplar las praderas verdes gozosamente o admirar la silueta del arbol que dormita esperando la primavera. Sus formas me conmueven, su paciencia, su saber esperar invierno tras invierno. Mientras por encima de los altos pretiles que fueron testigos de la riada del 57, la ciudad amanece, despierta con su ritmo urbano, con sus ruidos.




Desde los jardines del viejo cauce del Turia, percibo ese ritmo artificial y me siento un privilegiado, como un indigena que se asomase desde los lindes selvaticos hacia una ciudad, que observase durante unos instantes para despues y algo confuso, regresar a la espesura.




Paseo y esucho el arrrullo de las palomas y las tortolas, paseo al atardecer, empapandome de los rayos de sol antes de que los edificios se interpongan o al amanecer, esperando a que el sol se eleve por encima de ellos y me bañe con sus haces.


Observo esa lluvia artifical y veo a los mirlos corretear bajo los chorros de agua, picotean en el cesped, entre la grama. Me miran, lanzan un trino y se guarecen entre los arboles, me siguen observando desde sus ojillos negros y vuelan hacia otra pradera, mientras la ciudad despierta de nuevo y colapsa el puente de Camnpanar, suena la sirena de una ambulancia y Cecil y Piper aullan como dos lobos en minuatura, sus canticos ancestrales me erizan la piel y la vision de Piper estirando el cuello y lanzando su aulido me arranca unas lagrimas...., aquellas ambulancias las oía todas las noches, todas las tardes...., hace poco mas de un año, cuando dormia junto a papá en la habitacion del hospital.



6 comentarios:

Antònia dijo...

Dibujas un hermoso oasis en la ciudad, Pedro. Tus palabras me cogen de la mano y me llevan a recorrer amaneceres y atardeceres contigo y con los perros... Hermoso!
Ah! Y Ulises se une a Cecil y Piper en el coro de la ambulancia, como haciéndole la competencia...
Besos!!

Pedro Bonache dijo...

Cuanto me alegra que te sientas así y que percibas esa calma y ese bienestar que nos trae la naturaleza....,¿que despertará en ellos el ulular de la ambulancia..?, en Ulises es normal, realmente es un galgo, un perro que mantiene una pureza genetica desde hace mas de tres mil años..., pero en ¿Cecil o Piper...? que realmente mas parecen juguetes que perros...., la llamada de la selva, imagino, el recuerdo de aquellas noches de luna llena.

Antònia dijo...

Siento quitarle el encanto a tu explicación con un poco de sabiduría popular, pero mi padre, que se crió entre galgos y podencos con mi abuelo, dice que ese sonido hace que les duelan las muelas y por eso aullan.
Ya tienes material para investigar, Pedro!!

Pedro Bonache dijo...

Jope Antonia......, a mi me gusta la explicacion ancestral...., a lo mejor es que porque he pasado desde el verano a vueltas con los dentistas, je, je, je.

Jesús dijo...

La verdad es que el viejo cauce se ha convertido en la (casi única) zona de esparcimiento de Valencia.
Yo lo estoy descubriendo ahora aprovechando las 2 horas que tengo libres a mediodía y me pego unos buenos paseos por él.
Parece mentira el simple hecho de estar más bajo lo que amortigua el ruido del tráfico y de la ciudad en general.
¡¡Vaya 2 lobos en potencia que tienes Pedro!!!. Digo yo ¿esto de aullar lo hacen de siempre o quizá lo hayan aprendido de Norton cuando suben a las Tierras Altas?.

Pedro Bonache dijo...

Jesús, el sonido tiende a ascender, eso ayuda a crear ese remanso de calma, hoy escuchaba a un monton de pajarillos cantando a la luz, a la primavera, a la vida.
Piper y Cecil empezaron aullar aquí, en la city. En las Tierras Altas no se oyen ambulancias.
A mi me hace mucho bien pasear por el rio, me encanta y durante ese rato me relajo bastante.
Un abrazo Jesús...., y no dejes de aprovechar esas dos horas para bajar y pasear.