Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

martes, 21 de febrero de 2012

OLIVOS EN LA SIERRA CALDERONA.

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El sabado amaneció despejado, diáfano, fresco y con el ambiente lleno de matices, incluso el frio era distinto, mas suave, como si se quedase tan solo a flor de piel o sobre las finas costras de los charcos helados.
Despues del paseo al alba con la manada, monté en la Bicipalo y remonté hasta el cruce Rebalsadores, eché pié a tierra y terminé de subirme el pasamontañas, volví a montar y con un par de pedaladas empecé el vertiginoso descenso hacia Serra, engrané el plato grande y volví a sentir el frio atravesando la chaquetilla, el pantalon largo, los guantes. Dejé a la izquierda el desvió hacia el Serra y seguí descendiendo hasta que me desvié a la derecha para buscar la pista de tierra que asciende hasta el Rincon de la Miseria.
Volví a girar a derechas al final de otra bajada y a mi izquierda surgieron los muñones de unos venerables olivos crecidos sobre un pequeño bancal. Fuí aminorando y respirando, sintiendo en mis pulmones el aroma de las podas quemadas, el humo que que despertaba los recuerdos enterrados de la infancia y de la prehistoria vivida por
homo. También reconoci el olor de un pitillo, el del cigarrro que fumaba un hombre.
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- Buenos días -saludé.
- Buenos días.
Me acerqué a él y le pedí permiso para hacer unas fotos, el hombre sonrió cuando le confesé que encontraba preciosos a esos olivos, al mismo bancal desbrozado.
- Si hombre, si, haga las fotos, además estos olivos han crecido al estilo andaluz, pocos verá como estos en la sierra, son de tres brazos.


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Señaló a otro bancal de olivos, en él, los arboles crecían apoyados en un solo tronco, grueso, musculoso y capaz de soportar el peso de una copa no muy alta pero muy ancha. Los que estaba fotografiando se abrian desde tres troncos menos gruesos, pero también se expandian hacia los lados sin crecer demasiado altos.
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- Tardarán dos años en volver a dar olivas..., mi mujer me dice que por que me sacrifico tanto aquí, pero yo le digo que en dos años ella tendrá su aceite, sus naranjas, sus limones y sus lechugas.





- Y anda que no hay diferencia de las lechugas de huerta a la de las supermercado.
Estuve un rato allí, observando las fogatas, observando los muretes de rodeno, centenarios pero firmes, permitiendo a homo cultivar en las laderas de la Calderona, pequeñas parcelas pero suficientes para la supervivencia de quienes llenaron estas serranias de "
marches", de ribazos.


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Me despedí del aquel hombre y volví a escuchar el petardeo de la motosierra a mi espalda, pero a los pocos minutos ya remontaba hacia la Miseria, hacia la Font de Potrillos y el ruido de la sierra mecanica me hacia recordar las ultimas palabras del hombre.
- Ahora corto estos troncos y así me aseguro de que esto no se pegará fuego y ya tengo para la estufa.
Calor para los hogares de
homo, vida y un aceite muy especial, el de la Sierra Calderona


4 comentarios:

ANZAGA dijo...

...mucha poda y ademas muy agresiva... No les ha dejado ni una sola hoja...

Abrazos.

Pedro Bonache dijo...

¿Que tal Anzaga?, según me comentó el hombre, el campo llevaba varios años abandonado, quizás por eso halla sido tan agresiva. A mi también sorprendió verlos así, por eso me paré. Parecían los tipicos olivos centenarios que arrancan de la tierra que les vió nacer para replantarlos en jardines privados, aún a sabiendas que los estan condenando a una muerte lenta y triste..., tan solo por la vanidad de homo.

puck dijo...

Siempre espero a leerte, lo hago porque muchas veces me sabe a poco... y así lo disfruto como un buen vino.

Pedro Bonache dijo...

O como el buen aceite de esta sierra, escaso pero prensado con mimo y cariño. Puck.