Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

domingo, 19 de febrero de 2012

"El verano de los perros flacos"..., tiene un nuevo comienzo y una imagen inolvidable para mi.




Las piernas del niño se confundían entre las patas de los galgos.

Las piernas del niño se confundían entre las patas de los galgos, casi trotaban, caminaban deprisa. Los lebreles sobre sus pies de liebre, sobre esas largas falanges que ascendían hasta las patas finas y de un color marrón surcado por vetas oscuras y negras. Unas trazas, unas pinceladas ancestrales que atigraban sus lomos y que los acercaban, hasta casi confundirlos con los tonos apagados de la meseta en plena agostada, como si aquellos llanos inmensos, como si aquellos páramos solitarios y silenciosos hubiesen dibujado sobre ellos al carboncillo, su propio retrato. Las piernas del niño se movían entre esas cabezas afiladas y estrechas, de largos hocicos y que jadeaban al ritmo de un paseo vivaz. Eran unas piernas jóvenes, pero ya bronceadas, con algunos pequeños cortes ya cicatrizados, con las rodillas algo erosionadas y con unos jóvenes y tonificados músculos envolviendo sus huesos aún estrechos y en crecimiento. Apoyaba cada zancada con un bastón y con cada paso, la bolsa de costado se balanceaba. Era una especie de zurrón viejo, de pelo corto y duro que colgaba desde una correa de cuero que ascendía hasta sus estrechos hombros y que pasaba rozando el cuello, muy cerca de su rostro, desde donde unos ojos medio entornados bajo el sol, observaban la meseta, a sus propios galgos, a cada mata o el vuelo al amanecer de los vencejos, a los cernícalos suspendidos en el aire o al automóvil que circulaba sobre la carretera que llevaba al pueblo, pero a bastante distancia de ellos, apenas si era una silueta angulosa y enturbiada por el espejismo que reflejaba el azul del cielo sobre la tierra recalentada.

Se detuvo y los galgos se pararon rodeándole, uno de ellos se pegó a sus piernas y el niño le acarició la cabeza con sus dedos sin apartar la mirada del coche. Reconoció el sonido del escape y el murmullo de la rodadura.

- Es un catorcetreinta y marrón metalizado, no conozco ese coche, en el pueblo no hay ninguno como ese. Hala Churria, Vago, Niño, Huidizo, Llorica…., vamos para casa que ya aprieta el Lorenzo.

Las piernas se niño volvieron a confundirse entre las de los galgos y los crujidos de sus pisadas entre sus jadeos, entre esas lenguas que colgaban, en medio del trotecillo que levantaba nubecillas de polvo que se pegaba a sus pelos y a la piel del niño, a sus botas de media caña y que después volvía a posarse sobre la meseta, sobre la inmensa planicie, entre la que poco a poco, el niño y sus lebreles se iban confundiendo, mimetizando, formando parte de aquellos horizontes planos, de la misma tierra que había dibujado sus mantos, sus pelajes y que los había modelado estrechos y finos, muy delgados, con cinturas estrechas y con pechos formidables. Como si la meseta los hubiese parido.


6 comentarios:

Jesús dijo...

¡¡Enhorabuena!!
Veo que esto ya está salido del horno.
Encima nos vas dando trocitos para hacernos la espera más larga... Esto que haces es ensañamiento y crueldad con tus lectores. Lo queremos ya enterito y sin pausas...

Pedro Bonache dijo...

Jesús, yo quisiera que no tuvierais que esperaar nada. Esto que he publicado será la primera página, quería darle dinamismo y ese plano a vista de reptil del amasijo de piernas creo que lo borda (es obvio que me estoy comentando a mi mismo, con bombo y platillo incluido).
Poco a poco Jesús, pero si, ya casi está a punto de salir del horno.
Un abrazo....., y empieza a salir ya a la Calderona, nos espera.

María Hernández dijo...

Hola Pedro:

Me gusta ese comienzo...por varios motivos, pero, sobre todo, porque te "siento" ilusionado.

Ánimo, xiquet...que si hace falta te "coloreo" el resto de los capítulos, eso sí, los dibujos que sean tuyos.

Bss.

Pedro Bonache dijo...

Vuelvo a ver imagenes Maria, veo esas patas, veo esos primeros planos, veo movimiento, ritmo, vida...., si no acabo esta novela ahora sería "pa matame"...., por cierto, he vuelto a corregir este mismo texto.
besossss Maria...., y la verdad es que tenía pensado poner alguna pequeña ilustracion entre las paginas.

Jesús dijo...

Vaaaale!!. Esperaremos...
El dibujo plasma perfectamente tus intenciones. En cuanto al bombo y platillo, el que sea necesario y más (además es tu blog y puedes hacer como Umbral con su libro).
Respecto a la Calderona justo ayer hice mi primera escapadita. Espléndido día de sol. Subí a La Abella. Intentaré escribir algo...
Un abrazo

Pedro Bonache dijo...

Eso, que yo he venido a aquí a hablar de mi libro, y si no me marcho....,ja, ja, ja.
Me alegro de que hallas salido, guay, nos vamos poniendo en marcha, Jesús.