Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

viernes, 10 de julio de 2009

"PALEODIETA PARA DEPORTISTAS" por Loren Cordain y Joe Friel.







Aquel sábado llovía sobre la Calderona, recuerdo las gotitas de agua cayendo sobre el parabrisas, las escobillas desplazándose sobre el cristal mojado y los perfiles de la serranía cubiertos, grises y fundidos con las nubes..., ese día no hubo pedalada y los chuchis se alegraron, dimos un paseo mas largo de lo habitual y sonreí viéndoles correr bajo la lluvia, realmente débil, pero suficiente para que cada dos por tres se sacudieran las gotitas con ese típico temblor que inician en el cuello y que logran trasmitir por el tórax hasta las patas traseras y la cola.

De vuelta al chalé les preparé la comida y para mi un café, lo tome en la terraza, volviendo a observar la indeferencia de Norton y Mia ante la lluvia y echando una ultima mirada hacia las montañas antes de marcharme, antes de volver a conducir hacia Valencia. Pero como aun era pronto decidí acercarme a Forum para distraerme un rato mirando artículos deportivos.

Las puertas automáticas se abrieron y miré hacia la estantería en la que suelen estar libros, junto a la sección de alimentación y mis pupilas se fijaron en unas letras, en el titulo de uno de aquellos libros que reposaban en las estanterías..., durante unos instantes me faltó el aire y terminé de leer el titulo mentalmente, “Paleodieta para deportistas”..., no me lo podía creer, alguien había escrito ya sobre la idea que me rondaba desde hacia bastante tiempo y que había bautizado como “La dieta primigenia”, que no era mas que un intento de aproximación a unas pautas de alimentación basadas en productos naturales, una especie de imitación a las costumbres alimentarías de los pueblos cazadores-recolectores de nuestra prehistoria.

Sonreí satisfecho, si alguien ya lo había publicado, es que esa idea nacida de mis lecturas y de mi actual tendencia hacia el asilvestramiento..., no era una estupidez. Recuerdo, que con ciertos temblores y una excitación tremenda fui a la caja, pagué y volví al piso de Valencia.

- Buenooo..., lo que te faltaba ya -bromeó mi hermana Mónica cuando echó una ojeada al libro.

- Anda trae...

Me senté en el sofá y observé la sencilla portada que la editorial Desnivel había elegido para su publicación. Las imágenes de unos corredores, trotando al amanecer o en el ocaso, envuelta en un marco de color marrón muy oscuro, un formato sencillo y poco llamativo, pero nada mas abrir el libro me encontré con una reseña de los autores en la que refrescaban los conceptos alimenticios que se recomendaban a los ciclistas en los años 50. Pero ya en los siguientes párrafos los autores empiezan a desmontar, a atacar frontalmente y de manera razonada las tendencias nutricionales de las ultimas décadas, apoyadas obsesivamente en el consumo masivo de hidratos de carbono y marginando, incluso criminalizando el consumo de proteínas provenientes de las carnes.

Pero en estas primeras páginas los autores prefieren retroceder aún mas en el tiempo y tratan de explicarnos que es lo que NO comían aquellos cazadores-recolectores y desde el punto de vista del lector no es difícil adelantarse al texto, pero Cordain y Friel nos señalan hacia un tipo de alimento, que curiosamente se ha colocado en la base de la pirámide nutricional que le interesa a la industria alimentaría, que son los azucares refinados camuflados en prácticamente todos los alimentos procesados y las hidratos de carbono en forma de arroces y pastas.

Hace unos 20.000 años, aquellos clanes de cazadores-recolectores eran anatómica y cerebralmente, exactamente iguales a nosotros y su organismo y su aparato digestivo habían evolucionado desde una alimentación frugívora, hace unos 3 millones de años hacia un modelo omnívoro en el que las proteínas de origen animal comenzaban a ocupar un lugar si no predominante, si novedoso. Ese cambio en la dieta, esa nueva adaptación al bipedismo y a la vida en la sabana, en los medios abiertos, surgidos tras el alzamiento de la falla del Rift..., provocó un acortamiento del tracto digestivo, de los intestinos y una reducción del volumen del estomago, también una modificación en la dentición. Desaparecen los grandes molares y los enormes músculos que accionaban las mandíbulas a modo de ruedas de molino, moliendo incesantemente tallos duros y correosos, granos de cáscaras rígidas..., las barrigas prominentes desaparecen, los rostros de aquellos homos se hacen mas pequeños, se reduce el tamaño de los caninos y empiezan a utilizar las herramientas de piedra para cortar, para desgarrar, para abrir los frutos secos. La energía sobrante que antes se destinaba a procesar las enormes cantidades de alimento vegetal, bajo en nutrientes y en proteínas..., se destina al crecimiento del cerebro, en alimentar esas neuronas que iban desarrollándose. Comienzan a consumir carne de entre los restos dejados por los depredadores, mas tarde ellos mismos serán capaces de cazar y de pescar en los grandes lagos africanos o marisquear en las playas de la desembocadura del río Klasies en Sudáfrica. Hay investigadores que afirmar que aquella primera y continuada ingestión de ácidos grasos omegas 3 proveniente de la pesca contribuyó directamente en el desarrollo cerebral de sapiens.

De aquella cuna africana surge un homínido bípedo, de enorme cerebro y con un aparato digestivo adaptado a una nueva alimentación mas variada y rica, con pocos carbohidratos y más proteínas, pero capaces de llevar una vida activa. Eran capaces de recolectar y cazar, de moverse, de migrar..., sin la necesidad de un consumo abusivo de hidratos de carbono. Ellos los obtenían de la fruta que recolectaban, de los frutos secos y de la miel que lograban robar de las colmenas salvajes..., el resto eran proteínas, compensaban esa escasez de “combustible” con unas fibras musculares de gran calidad derivadas de una saludable actividad física. Y en este punto, relatado por mi, los autores de “Paleodieta para deportistas” nos muestran una interesantes tablas en la que comparan los estados de salud de los clanes cazadores-recolectores actuales con el hombre occidental..., siempre en relación directa con la alimentación y sus consecuencias en nuestro organismo. A poco que se observan descubres como estas tribus desconocen la obesidad, la diabetes, la hipertensión y los niveles elevados de colesterol..., admiten que estas personas no alcanzan las edades de cualquier anciano europeo pero también puntualizan que sus muertes suelen deberse a traumatismos o accidentes y no a trastornos graves de la salud como los infartos cerebrales o de miocardio, derivados de esa hipertensión casi crónica del hombre occidental. Señalan también que la actividad física y mental de estos ancianos de pieles tostadas y desdentados, suelen ser superior a los mayores que nos rodean en nuestras ciudades.

Tras esa especie de prologo o presentación, el libro comienza a derivar hacia el plano estrictamente deportivo, centrándose en la alimentación antes, durante y después de las actividades deportivas, normalmente de resistencia y fondo, maratones a pie o grandes rutas de bicicleta de carretera o de montaña. De este apartado extraje algunos conocimientos importantes, aunque realmente todo el libro es digno de una lectura sosegada y libre de cualquier atadura mental.

Uno de las capítulos que encontré mas instructivo es el 5, titulado “Los alimentos como combustible para el ejercicio”. Cordain y Friel nos muestran que recursos y de que manera nuestro organismo se provee de energía. Comentan que a niveles muy bajos de intensidad nos sobra con los ácidos grasos libres que navegan por nuestro torrente sanguíneo y que provienen de la grasa, de los michelines por decirlo llanamente, conforme aumentamos la intensidad de la actividad esa grasa es insuficiente para mantener el ritmo, necesita mucho oxigeno para liberar la energía y eso es precisamente lo que comienza a escasear a exigencias altas. En ese momento el cuerpo comienza a consumir moléculas de triglicéridos en forma de moléculas instaladas en la propia fibra muscular, pero si continuamos exigiendo rendimiento y aumentando las pulsaciones no queda más remedio que recurrir al glucógeno almacenado directamente en esas mismas fibras. En este punto, ya con muy poco oxigeno se necesita un combustible rápido y potente..., esta explicación me hizo reflexionar, me hizo sonreír ante la brillante complejidad de nuestro organismo y su tremenda capacidad de adaptación.

“Paleodieta para deportistas” es una obra muy interesante, instructiva y practica, uno no puede estar deacuerdo con sus recomendaciones alimenticias pero si puede aprender con sus explicaciones sobre la forma en que nuestro aparato digestivo proceso y utiliza los alimentos..., aunque aquí sus autores chocarían frontalmente con las recomendaciones, con las observaciones y las pautas alimenticias recomendadas por Andreas Moritz un terapeuta de reconocido prestigio y autor de varios libros, por mi casa han caído dos de ellos, “Limpieza hepática y de la vesícula biliar” y “Los secretos eternos de la salud”, en este ultimo citado, Moritz define así el efecto del consumo de proteínas animales en nuestro cuerpo..., realmente es inquietante.

En la página 231 de “Los secretos eternos de la salud”.

“Buena parte de la infestación de la carne con gérmenes se debe a que los animales de granja se nutren de alimentos que no tienen nada que ver con su comida natural. Las vacas se alimentan ahora con maíz, que son incapaces de digerir, pero que hace que engorden rápidamente. El pienso para el ganado vacuno también contiene heces de pollo. Los millones de kilos de restos de pollo (heces, plumas y lo que sea) que se recogen del suelo de las granjas avícolas se reciclan para elaborar piensos para las vacas. La industria considera que son “buenas proteínas”. Los demás ingredientes de los piensos que se dan a las vacas consisten en restos molidos de animales como pollos, cerdos y caballos muertos...”

Yen la página 233.

“Nuestro intestino delgado, que mide de 5 a 6 metros de longitud, procesa la mayoría de los alimentos naturales durante varias horas. La carne, en cambio puede permanecer en el intestino delgado durante nada menos que de 20 a 48 horas, periodo en que buena parte de ella se pudre y se descompone. El proceso de putrefacción da lugar a la generación de los venenos de la carne: cadaverina, putrescina, aminas y otras sustancias altamente toxicas...”, el resto del texto es estremecedor, a mi me dejó petrificado y lleno de dudas. Desde luego me cuestioné ese tipo de dieta paleolítica recomendada por Loren Cordain y Joel Friel..., aunque debo de admitir que estos autores solo recomiendan consumir carne de origen salvaje, venado, ciervo, jabalí, búfalo..., convenientemente analizada, obviamente o de pollos y pavos criados por uno mismo.

Y siguiendo con el libro de Moritz..., también cuestiona las dietas basadas en los grupos sanguíneos, el terapeuta las desacredita y argumenta que realmente no se conoce hasta donde se remonta nuestro linaje, que es la base del libro de D´adamo en el que explica las dietas según el grupo sanguíneo al que se pertenezca..., en ese momento me pongo tenso y meneo la cabeza. Si se conoce el linaje, por lo menos el de la actual población mundial y estoy hablando de la conocida como teoría de La Eva Negra, según esta propuesta todos descendemos de una mujer africana que nació en África hace unos 150.000 años, en esas fechas se produce la salida del continente madre para esparcir los nuevos genes por todo el planeta, pero sin hibridarse con las poblaciones que en esos momentos ocupaban Asia, Europa e Iberia. Se puede imaginar que conforme se iban asentando iban modificando sus hábitos alimenticios, ¿no...?.

En fin, creo que ambos libros son muy recomendable, nos aportan mucha información, sobretodo el de Andreas Moritz, que esta publicado por Obelisco, es una auténtica Biblia ayurverda que encantará a Goyo, si es que no lo has leído y que hipnotizaría a Maria, siempre ávida de conocimiento.




10 comentarios:

María Hernández dijo...

Al final era verdad...Ars Natura y yo te hemos estado mantiendo el garito y encima te damos "ideas" para tus post, jejeje.

Sólo hago un apunte, tu libro se llama "Paleodieta para deportistas".
¿Deportistas en este mundo en que vivimos? ¿A cuántos conoces tú que prefieran dejar el coche e ir andando? ¿y qué me dices siquiera de correr? Hoy hay algunas personas que se dedican al deporte como hobby o como disciplina pero la gran mayoría somos unos vagañetes del copón, vamos que "tiramos de músculo" ni soñando.
Si no nos movemos tenemos que modificar la dieta, por muy primigenia que sea... porque si no ya sabemos lo que hay: colesterol, diabetes, hipertensión... ¿sigo?.

En fin, ya seguiremos con el tema..es muy interesante, pero ya sabes, es viernes y el tiempo se me escapa de las manos.

Que tengas un buen fin de semana.

Saluditos

ana dijo...

la paleodieta tambien se llama dieta paleolitica (paleolithic diet) y hay mucha informacion sobre ella en la red

Pedro Bonache dijo...

Hola Ana..., eh, ahora mismo no se quien eres, pero me alegra de que hallas dejado tu opinión. Yo, como digo en mi escrito, no sabia nada sobre esa corriente alimenticia, simplemente lo deduje por mi aficion a la prehistoria y fué una casualiad que aquel sabado lloviese y que por eso me encontrase con el libro. Y te digo que a mi me ha funcionado, no la he seguido estrictamente, pero a las semanas de variar mis pautas alimenticias noté una perdida de peso y un aumento notable del rendimiento entrenando lo mismo. Al final concluí que me hacia falta ese pequeño aporte extra de proteina animal, ya sabes, los deportes de fondo y resistencia destruyten muchisima fibra muscular, si no hay proteina ni aminoacidos para reconstruirla no hay avance ni progreso.
Ana, asomate mas veces y no te cortes en escribir mas, un saludo.

Ars Natura dijo...

Hola caevernícolas, a ver qué se cuece en esta cueva...

Me parece interesante ese apartado del libro de la Paleodieta en el que habla de la alimentación de nuestros ancestros. Tenemos que darnios cuenta que ya no somos nuestros ancestros, como dices, Pedro, hemos evolucionado y nuestro cuerpo se ha modificado y nuestros hábitos son muy distintos. El otro libro tampoco lo conocía, pero he de decir que la editorial Obelisco tiene libros con temas muy interesantes, supongo que este de "Los secretos eternos de la salud" será uno de ellos, lo buscaré y lo hecharé un vistazo. De momento te cuento que creo que tiene razón en el tipo de carne que comemos hoy en día y es más habría que añadir las vacunas y hormonas que se inyectan a vacas, cerdos, ovejas, incluso peces (yo no sabía que también se vacunan a los peces, pero lo he visto), también se inyectan los que nos comemos huevos uno a uno y todo eso luego queda en nuestro organismo. Repito que no hace falta comer carne y no os recomiendo que lo hagáis. Hay alimentos que pueden sustituir a la carne y son de más fácil digestión (las proteínas de la carne son duras de digerir). La soja, las setas,los berros y las legumbres, por ejemplo, tienen contenidos muy altos de proteínas. El problema de los vegetales hoy en día es que la mayoría son trasgénicos y eso tampoco es bueno. Ni si quiera se sabe el efecto que nos produce en el organismo comiéndolos durante años, debido a su "reciente" puesta en mercado. Más del 90% de la soja producida en el mundo es transgénica, por ejemplo. En teoría todo lo que proceda de agricultura ecológica debidamente certificada, no es transgénico.
La leche, también tiene unas proteínas que cuesta mucho digerir y además, produce quistes, nos aporta calcio, muy beneficioso para nuestros huesos, pero hay alimentos que tienen muchísismo más calcio que la leche, por ejemplo por cada 100gr,la leche entera tiene 118mg de calcio, y en la misma cantidad de gr, las almendras tienen 234mg de calcio, la col rizada 185, las pipas de girasol 120, los grbanzos 150 y algunas algas marinas llegan a tener con sólo dos cucharaditas 1093mg de calcio. La leche contiene además numerosas hormonas de las vacas que no nos benefician nada. El huevo tiene también numerosas hormonas de gallina. Cuando comemos un huevo es como comerse la menstruación de la gallina, esto produce en la mujer alteracioines en su ciclo menstrual y produce quistes entre otras cosas, además la yema es todo grasa y la clara es proteína animal, que como he dicho puede ser sustituída con la vgetal, mucho más saludable.

Bueno, que allá cada cual con lo que come y que lo haga sabiendo lo que come. Yo poco a poco intento hacerlo de la manera más saludable, pero requiere sacrificio...

María Hernández dijo...

Hola Pedro y Ars Natura:

Hace unos años leí un documento sobre la leche. Primero, el homeópata que visitó mi hermana se la retiró, luego vi un documental sobre la caseína de la leche y entre una cosa y otra le dije adiós.
Por sentido común, simplemente, uno puede ver que en la naturaleza no hay mamífero que tome leche tras su destete ¿capricho? No, no lo es. La leche está formulada para que sea un alimento capaz de nutrir a un lactante, a un bebé, a un cachorro...cuando necesita crecer a pasos agigantados. No nos damos cuenta, pero un bebé tiene que doblar su peso a los 6 meses y triplicarlo al año ¿se imaginan que continúaramos en esa línea de multiplicación?.
Por otro lado, el consumo mayoritario de leche de vaca es, cuando menos, una cuestión más cultural que natural. La leche de vaca está formulada para criar becerros.
Si hiciéramos una comparativa entre la fórmula de la leche de vaca y la materna nos alucinaría la diferencia.
Además la caseína presente en la leche de vaca es una proteína antigénica por lo que requiere que el sistema inmunitario tenga que producir grandes cantidades de anticuerpos y complementos. Y no es extraño, si lo pensamos bien, porque es un alimento "hecho para y por" otro animal, distinto a nosotros, con otras necesidades y otro organismo.

En fin, que tampoco soy una gran especialista en el tema, así que les dejo un enlace para que lo lean, si estuvieran interesados.

http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=833

Un saludo

Pedro Bonache dijo...

Maleniiiii...,este comentario me ha recordado al mail que me enviaste hablandome de lo mismo..., sin embargo, fijate la ingente cantidad de millones de dineros que se gastan en publicitar la leche y su supuesta necesidad, sobretodo para vosotras aprovechando vuestra tendencia a la osteoporosis. En fin, poco a poco vamos descubriendo que vivimos en una inmensa mentira alimenataria y farmacologica.
Por cierto, de paso te comento Goyo que tu observación sobre la ultima adaptación de nuestro aparato digestivo a la alimentación basada en la agricultura, mas o menos hace unos 7000 años me ha resultado tan sencilla como interesante y a tener en cuenta.

Ars Natura dijo...

Pues no tienen en la biblioteca "Los secretos eternos de la salud", pero seguiré atento a ver si algún día se cruza en mi camino...

Pedro Bonache dijo...

Por si te sirve de algo, Goyo, la primera edicion es de noviembre de 2008 y la segunda de febrero de 2009. Lo compró mi hermana, creo que en una herboristeria bastante fuerte de aquí, de Valencia.
Espero que se cruce pronto..., sigo leyendolo a saltos y no paro de flipar, la verdad es que no deja titere con cabeza y lo cuestiona todo, desde el cancer, hasta el SIDA pasando por el absurdo de las vacunas..., en fin, un auténtico manifiesto antisistema.

Ars Natura dijo...

Pues me va a gustar. En internet sí he visto que lo venden y no es caro quizá sea esa la manera de que acabe en mis manos. En mi casa tenemos un montoooooooooooooooon de libros, uno más no se notará.

Pedro Bonache dijo...

Ya sabia que no se te iba a resistir, Goyo, será un libro más y espero que una fuente masde inspiración para que nunca dejemos de dudar, de observar, de reflexionar...