Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

RESTAURANDO ESQUELETAJES SUBASTADOS EN SOTHEBYS..., Y VIVIENDO MI PROPIA VIDA.




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La semana había empezado mal en mi taller de esqueletaje pero realmente por mi culpa, hay algunos modelos de sofás que me dan cierto miedo, son complicados y devoran varios tablones de madera…, el Algadhy era uno de ellos y tanto lo había esquivado que al final me pasé de fecha y el lunes no tuve mas remedio que dedicarme de lleno a construirlo para poder entregarlo el martes a primera hora. Pero Juana llamó preguntándome si no podía adelantarlo para esa misma tarde, le contesté que lo intentaría y eché a correr como un galgo, a trocear tablones, a recortar dogas curvas, a encolarlas y atornillarlas…, a echar miradas fugaces al reloj hasta comprobar que el sofá, de mas de 3.5 metros de sección curva, consumía las horas y la madera como una locomotora cuesta arriba.

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Llegó la tarde y llamé a Juana admitiendo no podría terminarlo a tiempo…, colgué y volví a la sierra, a marcar tablones y a cortarlos, a disparar decenas de grapas, a ensamblar las piezas curvas y a elevar el copete en forma de bola revesa que coronaba el respaldo…, a las nueve de la noche resonaron los últimos tiros de la pistola neumática, desconecté el compresor, me encaminé hacia la puerta y eché una ultima mirada al taller. La sala de maquinas estaba repleta de serrín y la bancada de la sierra y de la universal repleta de recortes, de restos, de despieces…, como un campo de batalla después del estruendo…, apagué las luces y subí a casa satisfecho.

El martes discurrió tranquilo, fui terminando otros encargos, por la tarde salí a pedalear con la Flaca y con Joa y su Ainielle. El miércoles terminé un conjunto de rinconera con chaise longue, algunos pufs y unas patas sueltas para elevar un canapé…, y el viernes por la mañana sonó el teléfono y reconocí la voz de Mundo.

- Hola Pedrito…, mira, tenemos aquí unos sillones que vamos a restaurar, estos también los han comprado en una subasta en Inglaterra, pero son muy profundos y el cliente no es muy alto…, me gustaría que le echaras una mirada a ver que podríamos hacer para que el cliente se encuentre cómodo.

- Pues mira, la verdad es que me muero de ganas por darme una vuelta con la moto y ahora ya tengo la excusa.

- Que bien, nos harías un favor.

- Venga, pues ahora me acerco.

Y era verdad, me apetecía mucho montar sobre Run-run y pasearme bajo el sol, las últimas pedaladas habían sido contra el vendaval y el viernes había amanecido algo calmado y con las temperaturas ascendiendo como si la primavera hubiese aparecido súbitamente.

Sonreí escuchando el relentí acompasado de la pequeña custom de 125, me bajé la visera ahumada de mi casco Vintage y volví a sonreír cuando escuché el típico y característico clank de la primera. Rodé con calma, sin prisas, recordando el examen de circulación de la semana pasada, ese aprobado sorpresa…, y paré frente a la tapicería de Mundo y Pepe.

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- ¡Hombre Pedrito…¡.

- ¿Qué tal Mundo…?.

- Pues aquí, intentando hacer cómodas estas dos joyitas…, anda, siéntate y lo entenderás.

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Me quité el casco, también la chupa de motero y me arrellané en uno de los sillones, me sentí cómodo pero en una posición que invitaba a dormitar, a sestear antes que a leer un libro o a mantener una charla agradable medianamente erguido.

- Para dormir están bien –dije.

- Si, para eso si…, pero es que tu eres alto y el cliente no. Habíamos pensado en suplementar el copete y en recortarlo unos cinco centímetros de delante.

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- Esto es crin de caballo….-murmuré.

- Si, si…, de goma espuma no tiene nada –aseveró Pepe.

Me fijé en las patas torneadas, en los casquillos de metal que alojaban las ruedas y durante unos instantes pude imaginar al artesano clavando los “gabarrotes” a mano, golpeando con las estrechas cabezas de sus martillos una y otra vez, después embutiendo las fibras vegetales, moldeando con las manos y usando la aguja y la cuerda para fijar esos volúmenes, esas líneas. Dando de punto y observando los acabados, después colocando los muelles del asiento, volviendo a usar la cuerda para forzarlos y llevarlos a las alturas deseadas.

Imaginé al caballo, a la yegua o al potro que hubiese llevado esas crines sobre sus poderosas nucas, también imaginé a los agricultores que recogían la arpillera, el esparto, las fibras vegetales que los tapiceros habían usado para revestir el esqueleto de madera y después esas fraguas primigenias de la Edad del Hierro, de los Metales…, cuando homo descubre la fundición, la forja. Cuando el hombre crea las primeras herramientas de metal, las primeras armas, de filos mucho mas duraderos que los de silex, cuando es capaz de idear los primeros clavos…, esos dos sillones estaban impregnados de los viejos oficios, de las viejas artes surgidos de entre los materiales de la tierra, de la naturaleza.

- ¿Lo tienes claro, Pedrito…?, quieres un papel para apuntártelo…?.

- No hace falta…, hay que ponerle las orejas, la pieza bajo el brazo para que podáis clavar la piel y recortarlo de delante para quitarle algo de profundidad.

- Mira de donde compra las piezas el hombre –dijo Pepe señalándome la etiqueta de Shotheby´s clavada en el respaldo original en tela blanca.

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- Bueno…, siempre es un honor que nos encarguen estas cosas…, de Londres a Valencia.

- Hombre, pues si… -convino Mundo- pero nos aprietan mucho en el precio y sin embargo mira lo que ha pagado él por los sillones…, ochocientos euros por cada uno.

Las palabras de Mundo resonaron durante un buen rato en mi cabeza, ni siquiera el sonido de Run-run de vuelta a casa consiguió mitigarlo. De nuevo los intermediarios se llevaban el dinero y de nuevo los artesanos, las personas con oficio y habilidad se alimentaban de las migajas de los poderosos, de los especuladores, de los negociantes, de los comisionistas…, clank, engrané primera cuando se iluminó la esfera verde, aceleré y cambié a segunda, giré a derechas y al final de la avenida, entre las altas siluetas de las viviendas, entre los perfiles encorvados de las farolas y bajo un cielo diáfano…, descubrí los conocidos perfiles de la Calderona, sonreí dentro del casco y piloté hacia mi carpintería.

Yo también me alimentaba de esas migajas…, pero de momento podía pedalear por la Sierra Calderona todos los sábados, de momento podía pedalear con la Flaca los martes, los jueves y los domingos…., o cualquier otro día de la semana que amaneciese encalmado, soleado…, invitando a sentir el sol y a la naturaleza, a mi propio organismo en armonía…, mas allá de las facturas, de los caprichos de los decoradores o del trato brusco y antipático de algunos clientes.

Recuerdo que una vez me citaron un sábado para ver un trabajo…, también recuerdo que contesté…, “los sábados pedaleo por la Calderona…”.

4 comentarios:

Tapestry Workerman dijo...

Hola Bicipalo.
Mira tú que no sabía de la existencia de tapiceros más allá del Turia :) Seguro que con esas joyas de salón, la gozan sin piedad. Si te acuerdas, y os va bien a todos, me gustaría verlos acabados, que si el cliente anda fino con la tela, pueden quedar de escándalo.
P.D.: Enhorabuena por el examen, ahora a por el sidecar con remolque!.
Un saludo.

Pedro Bonache dijo...

¿Que tal Tapestry...?, la verdad es que por aquí cada vez quedan menos tapiceros, estos de los sillones son de las vieja guardia, de los de "los gabarrrotes en la boca". Son buenos trabajando y me imagino que los sillones quedarán bien, usarán los mismos muelles, dicen que son mejores que los de ahora.
¿Remolque...?, mi padre repartia los esqueletos en un triciclo a pedales, je, je, je..., Dios, que comienzos, casi heroicos ¿eh..?.
Un abrazo Tapestry.

Mª Carmen Callado. dijo...

Y pensar que te podría haber encargado mi sofá nuevo...Cachis¡

Me alegro de leerte y de saber que pedaleas bien acompañado...

BiciHomo dijo...

Lara, tranquila, lo importante es que arreglen el tuyo de una vez, je, je, je.
Pedalear bien acompañado...?, jo, pues el vendabal casi se lleva a Joa, yo con mis 76 kilos aún me aguantaba pero ella con 44, ya me dirás. La verdad es que no es muy agradable hacer bici en esas condiciones.
Besicos a mi machega favorita.