Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

domingo, 1 de mayo de 2011

A MAMINATOR, A CHERCROSS, A ULPITA.... en "Duna Virago y Run-run Zing, diario de mis dos custom"!

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Creo que a principios de febrero respondí al post sobre la quedada en Puebla de Don Fadrique…, imagino que dije algo ambiguo, algo insulso, incluso algo ya cansino, sobre mis angustias, miedos, sobre mi incapacidad a decidir, sobre mi incapacidad de desvincularme de mi padre, de su dependencia, de su enfermedad…, pero murió a mediados de febrero, lo hizo ante mis ojos, ante mi negación, ante mi estado confuso y desquiciado tras ocho años de atenciones y tras los dos últimos meses ingresado en el hospital y tras esos dos días últimos de su vida, ya en el dormitorio de mi casa. Escuchando sus últimos alientos y no viendo que se iba, no sabiendo identificar los gestos de un adiós que llegó un viernes por la tarde…, estuve ahí, en esos momentos finales, viéndole apagarse hasta que su sentí entre mis dedos como su corazón se apagaba y como terminaba todo ante mis ojos, sin más.

Y en marzo recibí un privado de Maminator, me preguntaba si ya había decidido algo sobre la Puebla de Don Fadrique…, me quedé un rato dudando, incluso miré el sofá, vi el sitio de mi padre vacío y caí en la cuenta de que ya nada me podía impedir ir a la Puebla. Respondí que iría, que me reservase una habitación y durante esos días los madrileños se dejaron caer por Valencia, a quemar las Fallas, pude conocer a Chercross, a Jes-Arapahoe y a Camino Sinuoso, a Chulapo y a Chess, a DelaJungla, también a la hija de Chercross, al tiempo que volvía encontrarme con Mathius, con Águila, con Chefo…, con esos moteros que conocí una vez en la Pantera Rosa, no eran ciclistas, no eran amigos del barrio, no eran viejos conocidos y yo era un novato con una flamante Zing.

Sigo siendo un novato, sigo teniendo mis limitaciones aunque ahora monte a Duna, una vieja Virago 535 que hoy mismo, cuando subía hacia la Puebla de Don Fadrique me ha patinado de atrás cuando la Guardia Civil retenia el tráfico en medio de un pequeño golpe.

Ha sido una sensación extraña y que he tardado en reconocer…, entonces he soltado el freno y Duna se ha enderezado, he logrado aminorar y después, encarando las primeras curvas de la Font de la Figuera me ha invadido el miedo y la angustia, me he parado a un lado y he llamado a Chercross, pero ella me había llamado unas horas antes, en medio de la noche, a eso de las dos de la madrugada, para decirme.

- ¿Cómo que no vienes…?.

He tardado en reconocer su voz en medio del sueño y del aturdimiento del constipado. Chercross reía y yo sentía como si la muchacha hubiese entrado en mi cuarto y me hubiese rociado la cara con espuma de afeitar como hacían en la mili.

Pero no era la primera vez que recibía una llamada de Chercross, en Fallas me envió un mensajito que decía “¿vienes a la playa…?”, aquel mensajito me llenó de alborozo y de alegría, era ese gesto de amistad y cariño que nos hacen la vida mas llevadera.

Un amanecer sin lluvia.

Me he levantado tarde y lo primero que he hecho ha sido asomarme al balcón, no llovía y he suspirado, he mirado a Cecil y a Pepper y he decidido bajar a pasearlos para ver mejor el cielo.

Las nubes se iban dispersando poco a poco, los vencejos volaban altos, confiados y seguros y de vuelta a casa he tenido claro que tenía que ir a la Puebla.

Me he tomado otro café, he preparado la mochila y con el depósito lleno de la tarde anterior he salido hacia la autopista, con el integral calado y con Duna empujando en medio de una sonoridad distinta, como lejana pero moviéndose con agilidad, sin titubeos, mirando de tu a tu a turismos y trailers que rebasábamos con un leve giro del puño. Recordé las rutas con Run-run, la dependencia del voluntarioso pero escaso motor de la 125, recordé que fue mi primera custom, mi primera moto en 44 años y miré la aguja del velocímetro. A 110 por hora Run-run jadeaba dándolo casi todo de si…, mientras Duna suspiraba como un galgo lanzado a un cómodo trote, sin perseguir ninguna liebre, sin acechar a ninguna presa como si la meseta no tuviese fin, como si el asfalto fuese una de esas extensiones castellanas que Duna devoraba sin esfuerzo, ni siquiera cuando llegaba algún puerto y giraba un poquito mas el puño. Apenas si percibía una variación en el sonido y la 535 trepaba ganando velocidad…, hasta que las gotas de lluvia han empezado a caer, a correr por la visera del casco, hasta que las nubes bajas y las nieblas nos han envuelto y hasta que he sentido como los cuartos traseros de Duna han empezado a bailotear, a moverse como una culebra.

De nuevo el miedo, de nuevo la angustia…, de nuevo hacia atrás.

He llamado a Chercross y de nuevo su voz me ha invitado a continuar, su risa, su tono alegre, su vitalidad…, he vuelto a montar, a subir las curvas de la Font, aún con el miedo en el cuerpo y cuando he comenzado a bajar una cortina de agua de agua nos ha envuelto…, era como si ese trailer se vengase de sus amigos, de todos esos a los que habíamos adelantado, altaneros y sin girar la cabeza Duna y yo. Tras él ha llegado otro, y otro mas, y turismos con las luces encendidas, focos que destellaban en un horizonte sombrío y tenebroso, lluvia que aterrizaba sobre mi y sobre Duna. Unas simples gotitas de agua que me han derrotado y que me han hecho regresar.

Un paseo de casi 200 kilómetros.

Duna me ha devuelto a casa sin protestar, llegando a galopar a 130 por hora, sin titubear, sin rechistar…, y en mi barrio todo estaba igual, lucia un sol algo apagado, los niños rumanos revoloteaban alrededor de 535 y ha sonado el móvil, era Ulpita, la he reconocido enseguida, recordaba su voz y su acento de Cocentaina. Se lo he contado todo, incluso que acababa de descubrir que me estaban saltando casi todos los plomos de la llanta delantera, puestos apenas dos semanas atrás.

- Jo Bichitopalo, nosotras que íbamos a bajar a buscarte…

Y se que lo habrían hecho, ellas, las moteras, las amigas…, me he quedado quieto, oyendo como los cilindros se iban enfriando…, y he terminado medio sonriendo, se que les he fallado, pero por otra parte he sido capaz de salir, de rodar, de saborear lo que podría haber sido una buena ruta y un encuentro fraternal con gente que valía la pena conocer y que sigue valiéndolo.

3 comentarios:

Artus dijo...

La lluvia es muy mala compañera, amigo. SI no estabas seguro encima de la moto hiciste lo correcto...

Pedro Bonache dijo...

Artussss.....¡¡¡¡¡¡, yo no estoy tan rodado como tu, pero es que vi que no era seguro continuar, demasiado riesgo..., como diria papá, "hay mas dias que longanizas..." y todo se andará.
Un abrazo Artus y vsssssssssss

Artus dijo...

No estas rodado porque no quieres, jejeje