Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

domingo, 18 de julio de 2010

UNA HORA ANTES DE LA MATINAL DE TORRENT... en "Run-run Zing, diario de una pequeña custom 125".


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   Los dedos de Corso tardaron unos segundos en teclear su post, “Pues eso, que el 18 de julio hay matinal en Torrent…, y no quiero perdérmela y aunque todavía falta algo de tiempo… abro lista”, después colocó el cursor sobre el “enviar” y mas de 2900 personas leyeron su escueta llamada…, yo entre ellas, al poco la lista fue creciendo y se concretó quedar en la Pink Panter, como siempre.
  Recordé la primera vez que conocí a algunos de los Dracs de la LLum, allí mismo, en la Pantera Rosa…, la siguiente vez fue cuando el libro de Espíritu Custom llegaba a Valencia en las alforjas de Maminator. Fue una salida inolvidable y ahora, un tiempo después volvía a quedar en la Pink, no les acompañaría a Torrent pero por lo menos volvería a verlos. Me apetecía volver a ver a Corso a Chefo, a Chiwi, a Mathius, a Bermu…, que aparecería acompañado de su hija Arantxa, a Pájaro, a Frates…
   Y el sabado, mientras pedaleaba por la montañas de la Calderona me dije, “hoy date caña que mañana no saldràs con la Flaca…”, pensando en esa cita…, y el domingo desperté tranquilo, sin madrugar para salir a pedalear aprovechando el escaso fresco de la madrugada, desayuné mi café torrefacto tocado con leche condensada, paseé a Cecil y a Pipper , después coloqué las riendas a Run-run y salió dócilmente de la carpinteria.
   En ese momento apareció mi amiga Inma, sonrió y me miró.
   - Venga, arranca que te quiero ver encima de la moto.
   Arranqué de patada, ella salió con su Fiat Punto y yo la seguí un rato, sonriendo y sintiéndome a gusto encima de la pequeña custom 125. La seguí por la calle Brasil, paré junto a ella en el semáforo y la miré.
   - ¿Estoy guapo…?.
   Ella volvió a sonreir…, yo le miré la falda y enarqué las cejas.
   - Bonitas rodillas.
   Tiró del vestidito hacia arriba y murmuré.
   - Hermosos muslos…., ahhhhh.
    - ¡Cuidadiiinnn, que te pierdes...¡ –bromeó cuando intenté meter el casco y mi cabeza por la ventanilla- tira, que ya está verde.
   Clank, primera…., aceleré y Run-run se movió hacia delante, clank…, segunda y Run-run volvió a empujar…, a lanzarse por las calles de Valencia en la mañana de un tranquilo domingo de verano. Sonreí sintiéndome a gusto, percibiendo un viento ya algo tibio contra mis antebrazos y remontando el puente sobre las vías de la estación del Norte, tumbándome levemente y escuchando el sonido del monocilíndrico.
   Eché un vistazo rápido a la ciudad enturbiada con la humedad que el viento de levante acumulada durante la tarde y las primeras horas de la noche, difusa bajo la luz de un sol que ganaba altura…, después giré a derechas para virar a izquierdas, otra luz roja y aceleré para subir el bordillo de la entrada al lavadero.
  Una enorme custom esperaba ya…, paré, me quité el casco, los guantes y estreché la mano del desconocido motero.
   - Hola, soy Bicipalo…
   - Y yo Indio.
   - Parece que somos los primeros… -observé, pero al poco el sonido de tres máquinas nos hizo mirar hacia la peculiar pantera de metal oxidado.
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Las chopper lanzaban sus horquillas hacia nosotros, aunque con un R camuflada entre ellas…, pero mis ojos se fueron hacia las estilizadas líneas de una Daytona blanca, su deposito, largo y estilizado me recordó al tórax de un galgo, de amplio pecho y  estrecho estomago…, Zefran se bajo de ella y la observó orgulloso.
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   Poco a poco el sonido de los escapes se fue mezclando con el de nuestras voces, con el de nuestras charlas, con el de nuestras risas, con el tenue chasquido de los besos cuando eran ellas las que llegaban con sus motos.
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    Karmen apareció algo timida sobre su Daelym azul marino y tras ella, Nine y su prima montadas a horcajadas sobre un Zing Darkside…, las custom se subían a la acera y las manos se entrelazaban en saludos sinceros y cordiales. Como las que estreché de Frates, de Mathius, de Bermu, de Chiwy, de Potro, de Uxul, de Jack…, que llegó con una cazadora marrón y una personal custom repleta de flecos y de cuero, de piel y de costuras…, me di cuenta de que cada uno de nosotros y de ellas era un mundo, cada máquina era distinta…, y allí  se fundía con preciosa armonía los recursos mas ancestrales, la piel y las corduras con la tecnologia de homo, con la gasolina y el acero, con los cromados y la pintura negra mate, como la que cubría otra Daelym con un sutil icono pintado en su deposito y en la piel de su dueño, el crucifijo entrelazado en la mano…, El Padrino…, o la rosa azul en la montura de Corso…, 
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Ninguna de aquellas motos era igual…, entendí que eso era parte de la esencia del custom, el gusto por hacer de tu moto algo personal, algo propio, algo diferente, algo individual que debería hacerte sentir así mientras durase la fantasía de la ruta, de la cabalgada, mientras sintieses el viento, ese viento del que todos los moteros hablan.
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    No se en que momento alguien dijo algo, alguien giró una llave de contacto…, en algún momento la gasolina explosionó bajo las culatas y los escapes comenzaron a vibrar…, dudé, vacilé de seguirles…, tenía que volver a casa antes de las diez, pero me puse el casco a toda prisa, arranqué con el botón y bajé el bordillo como si montase en mi mountain bike…, la suspensiones se hundieron bruscamente y giré el acelerador, percibí el tímido empuje de Run-run, apuré la marcha, cambié y me lancé tras ellos…, percibí un sonido distinto por mi izquierda, giré la cabeza y reconocí la contenida sonrisa de Artus…
   - ¡Artussss….¡, ¡coño, te daba por perdido…¡.
   - Es que vengo desde Montan, pues pensaba que no vendrías.
   - A Torrent no voy, pero quería veros.
   Y vimos que los pilotos rojos se alejaban, Artus pasó delante con su flamante Estrella Blanca con alma y Run-run y yo volvimos a acelerar, a buscar la palanca del cambio con la puntera del zapato y a empujarla hacia arriba.
   Nos tumbamos dejando los enormes anzuelos de la rotonda a nuestra izquierda y después otra vez para salir a la autovia, para rodar lanzadas con el enorme cauce del Turia a nuestra izquierda…, y de nuevo sonreí, de nuevo escuchaba el peculiar sonido del manada, de nuevo observaba la peculiar forma de montar en custom, los asientos bajos, los brazos altos y las piernas lanzadas, los flecos al viento y algunos pañuelos cubriendo los rostros de los bikers…, el grupo se pasó a la izquierda y yo aceleré por el margen derecho, Run-run se puso a algo mas de 100 y fui adelantándoles, despidiéndome con el claxon, alzando la mano con la V formada y echando miradas al retrovisor…, al ratito descubrí una miríada de estrellas, de luces, un universo de faros que anunciaban el paso de todos ellos, de las .custom que rodaban hacia Torrent, hacia la matinal que Corso anunció con su post, “Pues eso, que el 18 de julio…”.

  




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