Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

jueves, 20 de agosto de 2009

DIARIO DE HOMO: El regalo de Joa, tras su larga pedalada, tras su vuelta de Finisterre.

Pedaleé junto a Pilar, también llamada Joa, a primeros de junio, fue esa ruta del Pico del Águila por el camino viejo de Segorbe. No se cuanto tiempo llevábamos intercambiando mails, pues otro mes, imagino y recuerdo que sus contestaciones eran algo escuetas y que solía despedirse con “un abrazo”. Había conseguido su correo por medio de de Arcadi, uno de los componentes de la Peña BTT de Moncada. Le envié un primer mail muy respetuoso, realmente para que me diera la dirección en la web de su grupo de corredores de montaña, los llamados “misjueves” y de paso para recordarle la dirección de “entre pedales, homos, ciervas y mamuts”.

Y ahora recuerdo aquel primer encuentro, terminaba mi salida con la Bicipalo y que aún vestía de largo, aquel día había bajado por el camino de Potrillos y atravesaba el aparcamiento de Porta Coeli para enlazar con la pista que atraviesa la explotación de cítricos de la Masia de la Torre. Miré hacia los coches aparcados, por si veía algún conocido y daba ya las primeras pedaladas hacia el repechito que te saca del parking cuando vi a una muchacha a mi izquierda, le eché una mirada fugaz..., o eso creo y ella me vió.

- ¡Oye perdona...¡

Dejé de pedalear, giré el manillar hacia ella, hacia la chica que se trenzaba los cabellos, vestida de azul y eché pié a tierra.

- Vaya..., no quería hacerte parar..., es que no recuerdo si hay alguna fuente por aquí, se me ha olvidado el agua -se lamentó la desconocida.

- Tranquila..., pues chica, por aquí no tienes ninguna pero yo acabo de cargar en Potrillos y ya termino. Si quieres la mía y luego ya rellenas si vas hacia el Poll o la Gota.

- Bueno, vale..., ya rellenaré, tenia pensado subir hacia el Poll.

Me sorprendió muchísimo que aceptara mi agua, imagino que se arrepentiría al ver lo sucio que estaba mi bidón, cubierto de polvo de la Sierra Calderona y con las gotas de sudor manchándolo de sales corporales..., pero trasvasamos el agua y luego la acompañé hasta el cruce en el que yo me desviaba hacia la Torre. Nos dio tiempo a charlar hasta por los codos, nos dio tiempo a orientar a un ciclista primerizo que no tenía claras las rutas, empezaba a pedalear por la Calderona y no sabia por donde tirar. Aquella chica de las trenzas y yo empezamos a darle datos, a recomendarle la bibliografía básica de Vicente Coscollá..., casi, casi como si hubiésemos leído juntos esos pequeños libritos, auténticas obras pioneras de ciclismo de montaña en la Comunidad Valencia.

Dejamos al chaval dándonos las gracias y pedaleamos un centenar más de metros hasta que me despedí..., pero durante esas vueltas de platos y piñones me dio a tiempo a preguntarle como se llamaba y de que trabajaba. Cuando me dijo que era maestra de literatura me faltó tiempo para comentarle lo del blog y justo cuando yo me desviaba volví a recordarle el titulo..., no se, como si el maestro fuese yo evaluando por sorpresa a la alumna.

Y no se como tuve la audacia de “rastrear” la dirección de su mail pero ella respondió con calma a aquel primer correo, empezamos así a escribirnos. Ella empezó a leer el blog, a devorar los post, poco a poco fuimos soltándonos..., y al tiempo, fuera de la península y muy cerquita del continente Madre, Maria Hernández, de “blogearporblogear” seguía “en diferido” mi intercambio de mails con Joa, esta vez ya no me daba consejos sobre como dinamizar en la red mi trabajo, tampoco me ayudaba a superar mis baches psicológicos..., esta vez me ayudaba a moverme ante una “xiqueta”, a no meter la pata y a no asustar a la muchacha con alguna de mis barbaridades prehistóricas

Joa ya se había mostrado en público dejando comentarios en “entre pedales...” y fue después de esas opiniones dejadas en el blog, cuando me hice el encontradizo con ella. Realmente fue Maria quien me dijo en uno de los mails “Pues creo que mañana te volverás a encontrar con ella...”. La astuta canaria jugaba con ventaja, había leído uno de esos comments antes que yo, en él, Joa anunciaba que rodaría ese sábado por la Calderona, pero sin saber claro por donde tiraría.

Ese sábado aparecí por el aparcamiento de Porta Coeli y creo que al final cada uno rodó por su camino..., hasta el siguiente sábado, después de que Joa aceptara otro de mis atrevimientos, la invité a una ruta sorpresa y ha comer en el chalé, paseo de chuchis incluidos..., esa historia ya la he contado, por cierto, le encantaron las pechugas a la plancha que le preparé, la ensaladita decorada con tomatitos cherry, las natillas de chocolate con bizcocho, el café Marcilla mezcla muy corto de leche.

Durante la semana siguiente le propuse otra ruta, ir a Las Alcublas por pista forestal..., aceptó y rodamos juntos otra vez, mientras tomábamos unas barritas y unos cortados en la plaza de la iglesia, charlamos y tiré mas fotos a los chillones vencejos que volaban sobre nuestras cabezas, que rodeaban el campanario con sus rápidos vuelos, que se perdían sobre los aleros de las callejas, que esquivaban los cables de la electricidad..., a la vuelta le tenia preparada una deliciosa ensaladilla rusa hecha por mi mismo, ella trajo seis latas de Voll-damm, doble malta, no apta para menores pero que a Joa le encanta. Yo también bebí y solo Dios sabe los esfuerzos que hice para mantenerme en pie y no dejar ver el “pedal” que llevaba encima y ella y sus 48 kilos de peso, estaban tan contentos y relajados.

Los sábados por la mañana ya se habían convertido, en boca de Joa en “nuestros sábados”. Volví a invitarla, pero esa vez ella trajo la comida, verduras asadas y unas hamburguesas de Gandia, artesanas y típicas de la costera población. Rodamos coronando todas las cumbres cercanas, el monte Armenia, mas conocido como Revalsadores, el castillo de Serra, el Alt del Pi, Oronet, El Sierro y en descenso hacia el chalé. El cafetito y las barritas las tomamos en uno de los bares abiertos en la carretera que sube al Garbí entre pinares, entre sombras y entre los restos de algunos bunkers y nidos de ametralladoras perdidos en la maleza.

Joa es capaz de abrir la lata de Voll-damm con una sola mano, mientras escucha mi cansina verborrea, ya algo gangosa tras engullir una de esas cebadas fermentadas y me mira con esa sonrisa que forma con sus estrechos labios..., y dimos el paseo con los Mia y Norton después del café, de estar charlando un rato en la terraza, bueno realmente charlaba yo, ella escuchaba paciente y sorbía el cortado amargo, larguísimo de café y manchado con un chorrete de leche condensada, casi testimonial.

A la vuelta del paseo y casi apunto de marcharnos recordé que no había guardado a la Primigenia en la caseta trasera, la llevamos al callejón, metí la bici, cerré con llave y nos quedamos mirándonos. Joa levantando levemente la barbilla, alzando sus pupilas, con sus cabellos cayendo revueltos sobre sus hombros y de nuevo con esa sonrisa, con esa mirada que me recordó a la primera cita, a aquel primer cortado en el bar de Gatova, ante su alumna..., surgió entonces la melosa voz de Maria, imaginada por mi al leer su ultimo mail, decía algo así “se todo lo bueno que tengas que ser y todo lo malo de debas ser...”, la sujete con delicadeza por la cinturita y la besé.

Fue algo íntimo, natural, relajado, lento, deseado..., como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo, como si no fuese la primera vez, como si lo hubiésemos estado deseando desde esa primera pedalada.

Y Joa se marchó al Pirineo a subir “tresmiles” con dos amigos, a dormir al raso, a comer de latas y a no ver más que cumbres grisáceas, canchales, paredes de piedra, a caminar por estrechas sendas..., y en algunas tardes, a ver el discurrir de las aguas en los riachuelos pirenaicos, a escribir sus sensaciones en una libretita de tapas negras y a refrescar una latita sumergida en la gélidas aguas de la alta montaña..., pero regresó, con algunas heridas en la rodillas y algo extraña. La siguiente pedalada fue igual de extraña, pero se arregló como siempre, en la intimidad, entre alientos, entre la entrega de los sentimientos, de los anhelos, del deseo.

Y Joa volvió a marcharse, a finales de Julio a su viaje, a cubrir el Camino de Levante hasta Finisterre, tal como había planeado durante el invierno, envalentonada con su brillante marca en su ultima carrera de montaña a pié, en la conocida como Marató y Mitja del Penyagolosa y deseosa de volver a cubrir sus caminos después de una ruptura sentimental a finales de Diciembre.

No la vi partir, dormí con ella la ultima noche que pasó en Valencia, tomamos el café juntitos, en la estrecha cocina...., se marchó solas, con su bici Camino, con sus alforjas, con su GPS, con su ilusión, con su tenacidad, con su valor, con sus ganas, con sus deseos, con su libertad anhelada durante los últimos años. Y fue cubriendo ese camino, soportando el calor asfixiante de los llanos albaceteños, en los primeros días, los mas difíciles, según me contaba en nuestros contactos telefónicos todas las tardes.

Pedaleó siguiendo las marcas, disciplinada, día tras día durante 17 jornadas de pedaleo, sin saber donde iba a dormir al final de cada etapa, mostrando su credencial de peregrina en cada lugar, recibiendo el cuño, el reconocimiento de cada tramo rodado..., durmiendo en piscinas municipales, en conventos, en humildes celdillas. Visitó la casa de Dulcinea, vió los gigantes que asustaban a Don Quijote batiendo sus cuatro enormes brazos, vió las llanuras sobre las que vuelan los galgos de la España mesetaria, pero no los vió, y se sentó junto a Valleinclan, ya tranquila. Y poco a poco, fue dejando esos espacios abiertos, sin sombras, sin lomas, sin montañas, llanos y casi infinitos..., fue virando poco a poco hacia el norte, enlazando con la Vía de la Plata y remontando dichosa hacia Galicia, hacia sus montes, hacia sus pinares, hacia sus hayedos, hacia sus bosques y umbrías selváticas y húmedas..., “de mar a mar, cariño...”, como me susurraría a su vuelta.

Hablaría con ella mientras veía anochecer en Finisterre, comiéndose un bocadillo de jamón y queso, sorbiendo de una pequeña botella de sabroso tinto, contemplando esa puesta de sol, mientras yo charlaba de anochecida, contemplando esas mismas luces murientes que ella veía en el otro extremo de Iberia..., tras mas de 1350 kilómetros rodados en solitario.

Regresó en autobús pasadas las cinco de la madrugada del viernes, me levanté a las cuatro y bajé desde el chalé a buscarla con la ranchera. Esperé unos minutos, observando el deambular de los viajeros por la estación de autobuses de Valencia y terminé por asomarme a los andenes cuando vi rodar a un autobús hacia las cocheras. No la reconocí entre las personas que bajaron, pero al ratito llegó otro y Joa se colgó de mi cuello, me estrujó, me besó, me miró y volvió a estrujarme.

Un rato después vi pasar unos muslos desnudos ante mis ojos, luego sus cabellos cayeron, aún húmedos, sobre mis hombros, los sentí frescos y aromáticos.

- Toma cariño..., te he traído un regalito..., es una figurita de Santiago, voy a hacer dos cafeteras.

Vi algo mas que esas piernas alejándose hacia la cocina, vi las marcas del top en la espalda, el bronceado del sol manchego oscureciendo su piel allí donde su rodillera terminaba, vi sus gemelos esbeltos, bien formados, trabajados durante miles y miles de pedaladas, de zancadas y sobre mis manos un paquetito plano y rectangular. “Será una figurita de papel...”, pensé como un chiquillo, mientras me sentaba en la cama sin ropa alguna y rasgaba el papel..., apareció una libretita de tapas de negras, atravesaba por una tira de papel verde con una leyenda impresa.

“Moleskine. El legendario cuaderno de Hemingway,

Picasso, Chatwin...”

Me sentí algo inculto e ignorante, nunca había oído hablar de esos cuadernos..., pero a mi mente acudieron los dibujos y las notas de campo que tomaba Feliz Rodríguez de la Fuente. No se si el naturalista usaría estas Moleskine, pero pensé en él y en sus preciosos dibujos.

Miré hacia la cocina y la vi de perfil, sonriendo, sujetando una de las Oroley, sin que nada cubriese su cuerpo, salvo esos mismos cabellos que aún conservaban ciertas ondas, espirales y trenzados de sus coletas deshechas tras el viaje. Las luces de la mañana dibujaban sus dulces perfiles y ella sonreía rellenando de agua, de muy poquita, justo algunos milímetros por debajo de la válvula de seguridad, como ya sabe que me gusta..., ella lo prefiere mas aguado, justo por encima de esa misma válvula.

- Para que te apuntes cosas, ideas, temas..., yo estoy apunto de terminar la mía, este viaje si que he tomado notas, pensamientos, lo que sentía tan lejos... -susurró encendiendo el fogón con un mechero, mostrando su perfil agalgado, sin prendas, sin arneses, sin los anchos collares que envuelven los cuellos de los lebreles..., a una claridad que ya iluminaba la mañana sin vencejos, sin sus trinos..., de mediados de agosto.

Y a veces se lo he dicho.

- Ya no veo a los vencejos, ya no los escucho...

- ¿Y donde están, cariño...? -pregunta con un susurro.

- Imagino que volviendo a África, puede que Anzaga los haya visto ya de vuelta, Goyo después y la última puede que haya sido Maria, allí, tan cerquita del continente Madre.







Y Joa pasando un par de días en el chalé, Cecil dormita junto a ella..., repasando correos, olvidados durante su viaje, observandola algo entristecido despues de que hace un par de horas chocase con la Bicipalo contra mi colega Martín. Despues de haber sentido el calor y la dureza del asfalto contra mis muñecas, contra mi hombro, contra mi rodilla derecha, contra mis costillas.





























14 comentarios:

Pedro Bonache dijo...

Bueno Goyo, ahí tienes tu entrada nueva, ah y charla cuantas veces quieras, sobretodo cuando escuches voces femeninas, je, je, je.

Joa dijo...

la actitud de Pedro ante este viaje, la emotiva despedida y, sobretodo, el hermoso reencuentro en la madrugada, son el regalo mas bonito, qué nunca un hombre supo hacerle a una "chica fuerte". Tiempo tendrá de hartarse de mis viajes, pero yo recordaré el regreso de este camino como el mas bello y deseado.
me alegro de que le leáis, interccambieis ideas, le animeis y estéis aquí, en este espacio al que yo apenas llegó.e alegro también de no ser celosa, je, je, porque Pedro habla de vosotros tanto como de mi. Y es tan fácil llegar a quererle!

María Hernández dijo...

Hola Pedro y, sobre todo, HOLAAAAAA JOA:

Aunque en esta entrada Pedro me dibuja como una "ciberCelestina"...no voy a desmentirlo, jejeje. Es verdad, desde que me habló de ti, Joa, me dió un pálpito..como "ésta "chica fuerte" es el cambio que está esperando Pedro" y bueno, aposté por esa idea, por darle ánimos, por hacerle ver que las posibilidades existen y que sólo hay que empezar con la verdad. Luego, el destino, el tiempo y las voluntades harán el resto.
Y ¿qué más decir?...que tras tu primer viaje a "las alturas" y el segundo "por media España y a pedal"...es una enorme alegría verte por aquí y poder saludarte.

Te revelaré un secreto, Pedro me había anunciado lo siguiente... "si no pasa nada llegará el viernes de madrugada, deberia ir a por ella, es el detalle de estar ahí...., por las tantas veces que no podré estar".
Él sabe que tiene sus limitaciones, por lo de sus padres, por eso, estoy segura, que las veces "que esté" lo estará al 100%, incluso magullado, como ahora, que decidió "quebrarse los huesos" antes de la ruta, jajaja.

Espero que paséis un "MAGNÍFICO" verano por lo que queda y si lo ves con más intenciones de tirarse al asfalto, dale una colleja, Joa...a ver si ahora se nos va a hacer adicto al Betadine, jajaja.

Un besazo grande para los dos...de "la Celestina del Atlántico", jeje.

María (Maleni, Nenita y los que hagan falta).

Pedro Bonache dijo...

Hey canariñaaa¡¡¡, sabia que usarias ese personaje clásico..., y me inquietó la idea de que te molestará que yo lo dijera publicamente, pero realmente todo lo que cuento es verdad, es auténtico y creo que con todos tus mails, los que me enviaste en respuesta a mis dudas y agonias, se podría escribir un magnifico libro de autoayuda, en el que prevaleceria la sinceridad, la buena voluntad,el teson, la entrega, la honestidad, la amistad entera, la entereza, los principios mas honorables..., cualidades todas que afloran y viven en ti, Maria.
Hala y mas besitos.

Olocau.Digital dijo...

... sí Joa, es muy fácil llegar a quererle, fácil y natural.

Un ser humano de tomo y lomo el Pedrote.

Abrazote pa-los 2

Pedro Bonache dijo...

Joder Carlos, te echaba de menos, pero bueno, tambien tengo delito, que estoy cerca y en todo el estio no he pasado a verte. Bueno, pero te digo que siempre que paso por Olocau, me meto por el casco urbano y te busco con la mirada, como aquel día que te dejé el libro y le pregunté a Ester cual era tu aspecto fisico. Por cierto, hoyhe visto a la chica de la Cova del..., y le he preguntado sin parar, ¿ya teneis luz...?, y ella ha contestado algo triste pero conformada "No y no creo que la tengamos...".
Carlos, a ver si nos vemos antes de que regrese a las tierras bajas.

Ars Natura dijo...

Hola Joa, hola Pedro,
felicidades por esa relación tan bien llevada.
Los vencejos siguen por aqui, Pedro, quedan pocos, pero quedan. Se empiezan a ver grandes concentraciones de aves que se juntan para iniciar un gran viaje a sus cuarteles de invierno. Ayer mismo estuve viendo grandes bandos de golondrinas prepearándose para cruzar el estrecho y volar por encima del desierto africano hasta llegar a zonas más propicias donde pasar el frío invierno que aqui les deja sin insectos para alimentase.

Tiene que ser una bonita experiencia recorrer en bici tantos km durante unos cuantos días (yo lo más que he hecho fue 93 km con BTT en una mañana. Un amigo ha recorrido unas cuantas cañadas reales de España.

Quizás cuando Joa pedaleaba por la Ruta de la Plata yo estuviera muy cerca de ella, puesto que pasé unos días en el pueblo de mi madre, muy cerca de Benavente, por donde supono que tuvo que pasar la chica flaca de largas trenzas.

Espero que continuéis haciendo largas rutas juntos.
Un beso para ella y un abrazo para ti, Pedro.

Pedro Bonache dijo...

Goyo, mira que sabia que te fijarias en ellas, en esas aves que ya se van reagrupando, apra como tan bien has comentado, regresar a sus particulares "tierras bajas".
La idea de que te cruzaras con Joa o de que durante unos minutos estuvieseis cerca, sin saberlo, meencanta y casi que me hace soñar. Y seguro que pasó por Benavente, la galga no se desvió ni unos metros de las marcas de la ruta, ella es así.
Saludos Goyo..., por cierto, golondrinas aún quedan por aquí, pero quieras o no, el bosque se va acallando, enmudeciendo, ya al amanecer apenas si escucho algun mirlo, el silvido de algun mirlo y los tiros aislados de los cazadores..., pero bueno, tambien tienen sus derechos.

Ñita......Anto Ñita!! dijo...

Toc toc,llamo para entrar......,al leer esta entrada es como si me hubiera colado en vuestra intimidad.....
A tí Pedro, sólo te conozco de tu blog,pero siento que eres una persona especial y a Joa por los comentarios que has hecho sobre ella tiene que ser una personita de coletas trenzadas con carisma y personalidad.
El leer vuestra historia me ha despertado tranquilidad,serenidad,ternura,,,,,me ha parecido una historia muy bonita y me ha hecho sentir bien.

Os deseo lo mejor!!!

Pedro Bonache dijo...

Africa, Africa..., tenia que escribir esta entrada, tardé tanto en acabar "Pedaleando junto a...", que durante ese lapso surgió la relación.
Ah,por cierto, no tienes que llamar, simplemente apartar la piel de gamuza que cubre la entrada de la caverna y entrar, podria estar ella, podria estar yo o podrian quedar algunos restos de caza sobre las brasas..., je, je,je.
Besos Africa, muchos besos.

Josep Julián dijo...

Hola Pedro... y hola Joa:
Recién llegado de vacaciones como quien dice, me he metido entre pecho y espalda dos o tres de las entradas y la verdad es que he tenido que dejar la última para mañana porque ya se acaba el día.
En fin, escribo en esta por motivos obvios. Yo sigo a Pedro y ya se veía venir el desenlace pero no por ello me alegro menos. Tener alicientes de ese calibre y encima hacerlos realidad es un privilegio que hay que disfrutar siempre como si fuera el primer día.
O sea que enhorabuena y que entre pedal y pedal os quede tiempo para quereros.
Un saludo a los dos.

Angela dijo...

Hola Pedro y Joa!
Pedro...te seguia atraves de Google Reader...y sin avisar has cambiado la direccion de tu blog...y yo sin saber que seguias escribiendo...lo que me he perdido todo este tiempo! Nuevo visual, nuevas entradas, nuevas ilusiones...y que bella historia con Joa...que belleza como la describes a ella, a ti, a los dos...Parece increible que a veces mucha gente se desespere intentando encontrar un amor cuando a veces está tan cerca y lo único que hace falta es darle ese pequeño espacio y entenderlo asi, como la entiendes TU, como seguramente ella te entiende a ti...delicioso romance!
No me canso de leerte y espero que sigas escribiendo y compartiendo porque parece que asi, al leerte nos llevas a otros lugares, siempre te digo...te sigo en los paseos y me dejas ver lo que hay al otro lado de Iberia...
Os deseo muchisimas felicidades, paseos, besos, cafes, noches de luna llena y que sigais siendo uno y que sigais siendo dos...

Pedro Bonache dijo...

Angela..., ya me extrañaba que no te asomaras por aquí. Pues no he cambiado la direccion del blog, pero algo debe haber mal por ahí porque no se actualiza en los blogs que me tienen enlazado.
Tu comment despide el aroma de tu chocolatebailable..., y es cuiroso que al final Joa y yo lo intentemos, cuando recuerda las dudas que tenia yo respecto a su GPS y a ella misma, a su libertad, a sus viajes, a su espacio..., pero bueno, ahí estamos.
Muchos besos Angela..., por cierto, siendo geologa como eres. Tengo muchas dudas respecto a la piedra de rodeno..., anda, enviame un mail hablandome de ella, de que esta compuesta, hierro debe tener, se que es muy permeable..., pero seguro que tu sabes mas.

Pedro Bonache dijo...

Josep Julian, pues si, el desenlace parecia claro, pero te aseguro que esos sabados solo saliamos a disfrutar, a pedalear, a gozar de la montaña..., pero eso implicaba pasar bastantes horas a solas, en el monte, hablando, confesando cosas poco a poco..., en fin, ahora ya pedaleamos entre miradas cargadas de intención, o entre silencios gozosos. Poco a poco vamos cubriendo un camino que no sabemos hacia donde va, si parece que deseamos hacerlo en una dirección, pero mi situación familiar condiciona como las rampas de la Matahombres..., pero bueno, pese a ser un biciclista mediocre, subo bastante bien, no me pesan los puertos, pero si los sprints o los largos llaneos de ritmo de locomotora colerica.