Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

sábado, 29 de diciembre de 2012

DIAS INOLVIDABLES.

   

   La luna de esta noche ha sido impresionante, intensa, blanca, cegadora y tan indiscreta que ni la noche misma ha podido dormir, incluso ella, la luna, tampoco se quería ir a dormir y de madrugada me sonreía somñolienta, jugando al escondite entre los pinos mientras el sol despuntaba por el mar.

                                                        
    La manada se ha dado su paseo y después, como siempre, han visto como me vestía de ciclista y como me marchaba con la Bicipalo, pedaleando tranquilo, sintiendo esos escasos 5 grados mordisqueandome la piernas desnudas y después bajando hasta casi o grados entre las umbrias y los hondos, ahí donde el aire frio se acumulaba y tiznaba de cristalitos las ramas muertas y los lomos de las rocas.
  He ascendido por la pista del Campillo y he sentido el fascinante fenomeno de la inversión térmica, la tempertura ascendía a medida que ganaba metros de altura y el aire caliente se elevaba acompañandome.
  He podido contemplar todo el golfo de Valencia y al mar convertido en una enorme marmita de estaño fundido. La costa era azul y las nieblas la velaban, difuminaban sus detalles, envolvían las torres de apartamentos y creaban un ambiente extraño, como si allí abajo no viviese nadie ni hubiese nada mas que el azul que lo teñía todo y esas neblinas que reptaban como sabanas ondulando a ras de tierra.





  La distancia engañaba a mis ojos y creaba una realidad distinta a la que yo conocía..., según la recreación de mi mente, yo era el único habitante del planeta, el único que gozaba de unas vistas extraordinarias, el único que sentía a su organismo aspirando aire puro y trasformandolo en movimiento, en pedaladas que lentamente me llevaban hacia el Collado de la Morería. 



  Mis sentidos me decían que yo era la única que estaba viviendo un día inolvidable, una primavera a principios del invierno..., en ese momento he recordado el comentario de un lugareño, que movia la cabeza viendo como en el altiplano granadino, nevaba a mediados de abril.
   - El lobo no se ha comido al invierno. 
 
  






 

lunes, 24 de diciembre de 2012

LOS PERROS FLACOS HAN DEJADO DE CORRER..., HE TERMINADO LA NOVELA.

  
Norton con su manto barcino iluminado por el ocaso.

Mia, ella no entiende de modales ni de costumbres humanas.

Norton y Cecil.

Cecil

Piper.



 Los perros flacos de Paul y Alberto ya han dejado de correr y los vencejos parece que se han marchado para siempre. 
   Han sido 16 meses de madrugar y de inventar, de dejar volar la imaginación y el sentimiento hacia los galgos, hacia las liebres y hacia los vencejos. De crear una novela muy desde dentro, casi como si escribiese para mi mismo, sin pensar en nadie mas, escribiendo lo que deseaba y lo que iba desenterrando de mi subsconciente. Creando una meseta imaginaria, sin fin, sin limites...., una meseta que era otro mundo por si misma, un mundo mágico en el que hubiese deseado que galgos, liebres,vencejos y niños se hubiesen entendido hasta formar un solo ente. 
   Mas de un año de mi vida en el que Norton se ha llevado la mayor parte de mis miradas, muchas de ellas contemplandolo al reposar y otras viendolo engalgar tras los conejos que Mia levantaba, mientras Cecil y Piper descubrían sus instintos predadores y los dos se arrancaban sendas uñas tras los mismos conejos que acosaban el perrigalgo y la podenca, entre andaluza y maneta.
   Al anochecer, la collera caía rendida, los cuatro perros se alebraban y dormitaban mienrtras yo escribia muy cerca de la Calderona y con sus cumbres siempre a la vista.
   Mas de una vez me he emocionado y he llorado creyendo la historia que yo mismo me contaba, he visto a los galgos correr como nunca los he visto...., pero todo en mi imaginación, en la soledad de las llamadas Tierras Altas o durante la calma del amanecer en el piso de Valencia, un par de horas antes de bajar a la carpinteria, pero ya está, ya está escrita y me siento orgulloso de haber llegado hasta el final. 
   Ahora solo queda corregirla y dar suelta a los galgos......, que ya han hecho bastante por mi. 





 

viernes, 14 de diciembre de 2012

GALGOS, LA INSPIRACIÓN ETERNA.

  

  Contemplar un galgo conmueve, verlo danzar con esas maneras vaporosas y a veces distraidas, es algo gozoso, verlo correr es algo excitante y verlo reposar, con sus largas patas delanteras bien estiradas y con el profundo pecho alzando sus bustos es algo bello que invita a continuar mirando, a seguir contemplando, que atrapa tus ojos y tus sentimientos, que inspira, que me ha inspirado y que ya inspiró a los cazadores-recolectores del desierto de Tassili, en Argelia, hace 5000 años.





   Inspiraron a ese artista, que con óxido de hierro y ocres pintó aquellos galgos para la eternidad.
  Incluso hoy en dia siguen inspirando a los mejores estilistas, como Adolfo Dominguez.

 

domingo, 9 de diciembre de 2012

OTOÑO BAJO LAS AGUAS DE LA FONT DEL LLENTISCLE.



    No habia nadie en la fuente y he podido percibir de nuevo el silencio que me ha acompañado durante este fin de semana,el silencio invernal, así me gusta llamarlo.
  Nada mas desmontar de la Bicipalo me he encontrado con el abrevadero de la fuente. No había hielo y la hojarasca dormitaba bajo sus aguas quietas, transparentes y puras como el aire que susurraba por encima de las copas de los pinos,  ese era el unico sonido, el murmullo natural, las palabras siseadas de las brisas que subían y bajaban las lomas y laderas de la Calderona. Todo era natural, sereno, tranquilo, incluso la Bicipalo parecía querer formar parte de ese momento de placidez, mimetizándose con el marge de la fuente.






sábado, 8 de diciembre de 2012

EL REGRESO A LA CHARQUILLA. (fragmento de "El verano de los perros flacos")



    
http://blogdefloreshans.blogspot.com.es/2012/10/las-grullas-esas-grandes-viajeras.html
                                                  


   Alberto y Paúl sacaban las cabezas por las ventanillas y señalaban hacia el bando de grullas, que poco a poco iba perdiendo altura. Las aves apenas si batían esas alas en forma de arco y se agrupaban en bandos sueltos, en forma de uve. Lentamente iban atravesando el cielo de la meseta y escorándose hacia las espadañas, hacia los juncos, hacia esos macizos de tallos estilizados y que amarilleaban un poco antes de sumergirse en las aguas que surgían en mitad de las interminables planicies.
   - Estamos justo debajo de ellas –anunció Paúl, con la cabeza colgando fuera del todoterreno y mirando hacia arriba, conduciendo con una mano y echando vistazos al carril-  ¿no las oís..?.
   - Vamos a acabar en un sembrado –murmuró Carmen sin poder contener una sonrisa.
   Lucia cabeceó sonriendo y también se asomó,  vio a su padre con el cuello girado hacia arriba, sonreía y se balanceaba con los pequeños baches. Lucia también alzó los ojos y las vio muy cerca, escuchó un sonido peculiar, el graznido de esas aves iluminadas por el sol del ocaso, los haces de luz difuminaban sus tonos blancos y grises para volverlos entre anaranjados y dorados. Pudo distinguir las patas finas como los juncos, sus vientres y el diminuto ojo negro de unas de ellas cuando ladeó la cabeza y miró hacia abajo. Se mordió el labio y negó con la cabeza, incapaz de imaginarse a si misma en ese momento, miró hacia atrás y vio al Vitara de Paúl,  Elena también tenía la cabeza fuera del pequeño todoterreno, sonreía a las aves y a ella misma.
   Suspiró y volvió a acomodarse con los ojos vidriosos.
   - Es verdad, las tenemos encima –concedió Lucia.
   - Anda, deja que mire yo –pidió Alejandra.
 Se cambiaron los asientos y Alejandra también las pudo contemplar incendiadas con el sol otoñal, con ese sol que casi era el del ocaso, el del final del día. Las grullas volaban y convergían allí, en aquellos carrizales que surgían de una meseta que había perdido el verde invernal por la luminosidad de unas lenguas de sol que reptaban murientes, retrayéndose a medida que el astro incandescente descendía.


domingo, 2 de diciembre de 2012

LA HELADA NEGRA.

  Ayer, durante el paseo con la manada observé como los bordes de la mayoria de las matas de una huerta  cercana, estaban engrecidos y marchitos. Alcé los ojos hacia el cielo  del atardecer y apenas si vi alguna nube, el dia arrasaba, se quedaba raso y el calor del día escapaba hacia el cosmos, hacia esa noche que llegó pasadas las siete de la tarde y que de madrugada petrificó algunos charcos y  llenó de cristalitos a las malas hierbas, esas que crecen en el monte libremente, sin abonos ni podas, sin mimos, sin ayudas. 


 
  Helaba de madrugada y amanecia un día radiante y puro, virgen, conmovedor. Tan generoso, que todas la pandilla se pusó en la terraza a solearse mientras yo apuraba mi segundo café torrefacto y me decía.
   - Hace un dia de cojones para salir con la Bicipalo..., y para comerme una naranja de  ese campo que está cerca de  Porta Coeli.