Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

domingo, 8 de agosto de 2010

YA EN LAS TIERRAS ALTAS, ENTRE PASEOS CON LA MANADA Y PEDALADAS..., en "Diario de Homo"


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     El mes de julio murió silenciosamente antes de terminar la tercera semana, el teléfono dejó de sonar y la maquinaria enmudeció en la carpintería. Recuerdo que cada mañana, cuando bajaba al taller encontraba la calle Goya demasiado silenciosa, no se percibía el rumor del tráfico de las grandes avenidas, tampoco los chillidos agudos de los vencejos. Miré hacia los áticos, buscando sus rápidos vuelos pero no vi nada mas que las antenas de televisión, las banderas de España decorando algunos balcones, las nubes marinas que el mediterráneo enviaba tierra adentro.
   A mitad de semana recogimos las medicinas de mis padres, subimos a la ranchera y partimos hacia las llamadas Tierras Altas…, con Cecil y Pipper algo inquietos en sus pequeñas camitas. Partimos, como todos los veranos hacia las tierras que rodean a la Sierra Calderona, a esas tierras que llamé Altas pero que tan solo están a 170 metros de altitud sobre el mediterraneo.
   Norton y Mia nos recibieron dando saltos… y algo extraños cuando vieron bajar a los dos pinchers…, Cecil recordó al galgo y rápidamente adoptó una posición de sumisión ante su alargado hocico, pero Pipper le gruñó, retó al macho dominante y lloriqueó ruidosamente cuando Norton le marcó con los colmillos. Unos días después el cachorro aprendió y en las siguientes tardes ya fuimos capaces de pasear los cinco, Norton, Mia, Cecil, Pipper y yo en paz, entre carreras y ladridos, rastreando a los conejos y mordisqueando piñas, ramitas…, juguetes que Pipper transportaba sin perder de vista al resto de la manada.
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   Y de nuevo me aferro a las primeras horas del día para escribir un poco, para relajarme…, estos días he empezado a de escribir un relato sobre galgos, sobre los hombres y mujeres que viven en los llanos, en la meseta castellana…, y ayer, durante los minutos que duraba el crepúsculo volví a pensar en ellos mientras observaba desde la terraza, las nubes marinas que de nuevo el viento de levante enviaba hacia el interior. Ellos, los hombres y mujeres de los paramos no pueden sentir ese viento marino, refrescante y húmedo ni tampoco ver esas nubes que poco a poco van cubriendo el norte y enroscándose en las cimas de la Calderona.
   Las veía de un color encendido, como rosado cuando el sol aún les alcanzaba con sus haces moribundos, después viraron a un tono gris, casi tan gris como ese cielo desprovisto de la luz solar y finalmente volvieron a cobrar una extraña luminiscencia cuando la noche la engulló y comenzaron a reflejar la luz acervezada de algunos pueblos cercanos.
   Otras muchas tardes contemplo esa escena desde una loma cercana, a ella suelo acercarme con la manada, Norton y Mia corren campo a través y Cecil y Pipper los vigilan desde el camino, aunque Cecil se suele aventurar en el bosque, al rato reaparece jadeando y buscándome, yo sigo caminando, escuchando las llamadas cortas y delicadas de las golondrinas, sobrevuelan el pinar y a veces se suspenden contra el viento de levante, las veo sobre las copas de las pinos, estrechas  y flexibles…, alcanzo la loma y voy dando la vuelta a un cercado hasta encontrarme de nuevo con los perfiles de la Calderona, ya mas oscuros y cubiertos por las nubes bajas, por las brumas marinas, por esa humedad que la serranía bebe y que a veces aún descubro entre sus hojas, los amaneceres que  salgo pronto con la Bicipalo.
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    Minutos antes de salir a rodar me preparo el café y lo tomo en la terraza, me llena de vida percibir el frescor, la calma, la claridad que emana desde el mar y me gusta mirar la ventana del comedor. Siento un extraño placer cuando veo mis dos cascos colgando de la reja, el que uso con la Bicipalo y el que me calo con la Flaca, me gusta ver las correas de los chuchis…, el arnés de Mia, el ancho y señorial collar de Norton, las pequeñas correas de Pipper y Cecil. 
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Es como una declaración de principios…, cualquier observador los vería nada mas entrar en el chalet y podría pensar que su propietario hace bici y tiene perros…, esa es la esencia durante el verano, aquí en las llamadas Tierras Altas…, me gusta ver los cascos ahí colgados, esa idea de hacer bici y pasear a la manada, escribir algo en los momentos de inspiración, olvidarme de la falta de trabajo, de los pagos que llegaran en septiembre…, pero al rato de tomar mi café debo de preparar el Cola-cao de mi padre.
    El zumbido de la cama mecanizada, su expresión, sus toses cuando bebe, el olor del orín desde el orinal, los papeles con los que se limpia…, me devuelven a una realidad que se alarga ya durante casi ocho años. Despues de darle los laxantes me desnudo ante él y me visto de ciclista sabiendo que tendré algo mas de dos horas para pedalear por la sierra…, y volveré a esa realidad, que es la que deseas y has elegido, suelen decir y suelo creer.
   La cigarras rechinan al medio dia, llenan el ambiente con sus canto estridente y espero a que regrese la tarde, observo como toda la manada sestea, trato de escribir algo pero al final me entrego también al reposo…, y me viene bien, la siesta se ha convertido en el ultimo refugio, soy capaz de abandonar a mi padre ante el televisor, sentado en el sofá, sin poder levantarse, sin poder moverse…, hasta que su llamada ahogada me despierta, o hasta que una hora después de tumbarme me despierto somnoliento, entro en el salón y lo pongo sobre la silla de ruedas a orinar o a defecar…, y la tarde regresa, a veces, cuando están mis hermanas las observo bañarse en la piscina, alguna vez se anima mi madre mientras la manada juega y se zambulle entre las mismas aguas.
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   Me gusta sentarme bajo la espesa sombra de la mimosa y observar, sentir el viento, observar los tres naranjos y a Cecil y Pipper como corretean y jugan sobre la grama, mordisquean los recios tallos y tiran de ellos, Norton persigue libélulas alrededor de la piscina y Mia se zambulle una y mil veces cuando mis hermanas le arrojan ramitas o semillas del bronchonchito
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  Me siento a gusto, me alivia y reconforta ver a los perros en este ambiente, lejos del asfalto, lejos de la ciudad, lejos de la polución, lejos del trafico…, me gusta ver como el sol atraviesa las hojas de la grama, me gusta ver ese universo de verdes…, me gusta ver a Norton caminar cansinamente, contoneando su estrecho cuerpo, moviendo sus largas patas entre los pinchers o verlo saltar como una ballesta cuando avista un conejo en los paseos al anochecer. Mia y él salen al galope y se estrellan contra el monte bajo, Mia ladra agudamente, saltan sobre las matas de esparto, fintan entre los pinos…, y el conejo escapa, yo sonrío y sigo el paseo, el chotacabras levanta el vuelo, flota con esa peculiar forma de volar y vuelve a aplanarse contra la tierra, llama alguna lechuza y los mochuelos se avisan…, y entre las sombras surge Mia con las mandibulas ensangrentadas con una sangre que no era suya…, después llegan los grillos, alguna charla con el móvil y el sueño en el campo, en las llamadas Tierras Altas.


5 comentarios:

Mª Carmen Callado. dijo...

De nuevo nos llevas a tu entorno con una facilidad asombrosa. Tu forma de describir la realidad, la que duele y la que reconforta, nos envuelve en esa vida de luces y sombras que no es, en absoluto, lejana ni desconocida.
Buen baño, bicihombre, en tan buena compañía.
Besicos.

Pedro Bonache dijo...

Lara..., cuanto tiempo sin verte por aquí, ni por el Bosque. Has definido bien lo que siento, luces y sombras..., ultimamente mi vida es así, el ratito que sonrio siento como que es una dicha regalada y fugaz..., ah, ya he empezado con el relato de los galgos, se titula "Tierra de galgos, tierras asperas, tierra de hombres...la meseta" y ¿sabes...?, ya pienso en la trama durante el dia, me distrae y empiezo a creer en sus personajes, poco a poco crecen..., pero debería visitas las llanuras manchegasssss......, besicos, tamborirela.

Mª Carmen Callado. dijo...

Bici, para visitar las llanuras manchegas no necesitas pensarlo tanto. Estás muy cerca. Es cuestión de que lo organices y verás como se te presenta el tiempo disponible.
No dejes de decírmelo por si en algo te puedo servir de ayuda por aquí. Mi pueblo y yo, te invitamos a entrar.
Besicos.

Unknown dijo...

Hola, par de dos, jeje.
Bici, tus letras demuestran ternura y romanticismo. Dos virtudes muy apreciadas por lo escasas últimamente. También demuestras con tu fascinación por la naturaleza tu pasión por la vida, la vivas como la vivas, lo importante es sacarle el mayor partido.
Besines

Otra vez el BiciHomo. dijo...

Y ahora ya somos tres, como molaaa...¡¡¡, besitos también para ti...., Rebellllll