"El hombre de la sierra Calderona", un titulo sencillo para una novela corta que llevo escribiendo desde hace un mes, sin mas motivo que el de contar todos los momentos que he vivido en esas montañas, dando pedales con la Bicipalo, pero poco a poco la novela y sus protagonistas van creciendo y pidiendome mas parrafos, mas lineas..., algo mas que esas visiones que yo quería reflejar com palabras, sin embargo, hay algo más, el verdadero motivo de escribir este relato es el de contar todos esos momentos antes de que se me olviden o de que por la causa que sea, ya no pueda escribirlos y desde luego, la serranía se merece esta novela, se publique o no, guste o no guste, pero será mi presente y mi regalo para ella y todos los espíritus que la habitan.
EL HOMBRE DE LA
SIERRA CALDERONA.
CAPITULO I
El PAI de la lloma.
A Julio le sorprendió el frescor y el olor de aquella caseta encaramada en la lloma, estaba acostumbrado al aire
acondicionado del banco en verano y al calor de la calefacción en invierno y le
pareció increíble que aquella tosca construcción de piedra pudiese mantener una
temperatura tan natural y agradable. Le apetecía entrar, pero se detuvo
receloso al descubrir a las cuatro podencas pelirrojas. Sesteaban confiadas y
somnolientas en el sofá y en dos balancines encarados hacia una rechoncha
televisión.
- Pasa, Julio, pasa…, que no te van a hacer nada, de pequeño te dabas
buena maña con ellos y no les tenías el miedo que les tienes ahora…, y mira por
donde me acabo de acordar, nunca te lo había dicho, pero estas son bisnietas de
aquella podenca tuya que te dio el Pancha,
aunque la tuviste poco tiempo, tu madre siempre decía que ella no mantenía ni a
gosses ni a gossos, se la dio a Ferran y la perra acabó en una caseta que tenía
en Casinos… y ya ves que cosas, ahora tanto tiempo después…, nos vuelves a
echar a la calle, a ellas y a mi.
- Esas son historias pasadas y desde luego,
olvidadas, Toni…, ahora lo que importa es el ya y sabes perfectamente que no
estoy echando a la calle a nadie.
Y volvió a mirar a las podencas,
la caseta olía a ellas y a leña quemada, olía vagamente al socarrat de las paellas que colgaban, mostrando sus bases
ennegrecidas, de unas paredes encaladas y apenas enlucidas, se adivinaban los
bultos y los lomos de las piedras. Las bancadas de piedra pulida de la cocina formaban
parte del salón y la cafetera de aluminio y las cazuelas estaban a la vista,
igual que aquellos curiosos vasos, algo desgastados y decorados con una talla
que le resultó familiar.
- Esos vasos… -murmuró Julio.
- La meua dona els alsaba…, eren
de Nocilla.
- Vaya…, ya lo decía yo…, bueno, la verdad es que se está fresco aquí
dentro.
- Si…, aquí se está bien pero fuera corre mas aire…, aunque eso ya lo
sabias antes de visitarme, ¿verdad…?, te
vi cuando acompañaste a esos que nos querían comprar las tierras para hacer tu
PAI.
Julio suspiró y durante unos instantes apartó la mirada, pero fue a encontrarse
con los ambarinos ojos de las podencas, las perras también parecían escuchar,
parecían entender las palabras del amo y el tono de su voz.
- Vamos a ver, Toni…, eso ya lo hemos hablado
muchas veces, te aconsejé que vendieras cuando te hicieron la primera propuesta…,y
no es mi PAI, ya tan solo les concedo
financiación…, y también sabes Toni que eso es riqueza para el pueblo, crea
puestos de trabajo y…
- No me sueltes el mismo cuento otra vez Julio –le atajó Toni, subiendo
el tono de voz- ya tengo setenta y cinco años y he oído y visto demasiadas
cosas, y eso de que aixo es riquea
per al poble se lo creen los
bobos, es riqueza para unos pocos, para los de siempre…., anda ven, anem fora.
Atravesaron la casa y salieron a una terraza cubierta por un espeso
emparrado, los enormes pampols
creaban un dosel verde y luminoso del que colgaban racimos de uva embolsados
primorosamente. Era un entorno sencillo y agradable, natural, acogedor, un
plácido refugio en el que pasar la vejez.
- Mira…, desde aquí se ve la playa, los
campos de naranjos y la Sierra Calderona, a les
gosses les gusta mucho cazar en ella,
allí son felices y creo que yo también lo sería, dicen que es un Parque Natural,
puede que el único sitio a salvo de la gente como tu y de tus PAIs…, las
montañas casi siempre son azules, ¿sabes…?, pero cuando se pone el día, se
vuelven rojas y es como si toda la Calderona fuese un carbón…, a la meua dona
le gustaba mucho ver anochecer desde aquí…., mis abuelos también disfrutaban de
la serranía, pero de otra manera, trabajaban en ella de sol a sol y después
iban haciendo esta casa con la piedra de la misma lloma…, después trajeron la luz desde el pueblo, la pagaron a
precio de oro y hace unos años yo me dediqué a ponerlo todo al día, hice la
escritura del terreno y de la casa, pagué las plusvalías y todos los impuestos
que me exigió el ayuntamiento…., también pedí permiso per fer una basa per els meus
nets…, pero no me lo dieron y ahora en verano ya no vienen porque no se
pueden bañar y ya ves, todo el mundo se hace una piscina…- Toni suspiró y bebió
agua de un botijo de barro, alzándolo sobre su viejo rostro y sosteniéndolo con
sus brazos resecos y tostados por el intenso sol del Camp de Turia - ¿ quieres…?.
- No gracias, nunca he sabido beber al gallet.
- Hay mucha gente que no sabe beber si no es en vaso…, parte de esos
naranjos de abajo son míos, los compré por gusto…, me gusta pasearme con las
perras y ver como van haciendo las naranjas…, están buenísimas. Después me
marcho con todas estas… -Toni señaló a la rehala, habían ocupado los rincones
más frescos de la terraza tumbándose sobre las rasillas de arcilla- todas son
perras y hermanas y cazan de categoría, me gusta ir a botar conejos después de saludar al tío Paco, al tío Malea y a la
Trini, que siempre anda quitando las malas hierbas con la aixaeta, dice que no le gusta echar veneno a la tierra, que luego
pasa a las raíces y después a la fruta…, y algo de razón debe llevar…, y todo
esto es mi mundo Julio, un mundo sencillo, un mundo en el que no molesto a
nadie y que me ha costado muchos duros, aunque heredase la parcela y la caseta de mis padres.
- Se que este es tu mundo, Toni…, y no lo vas a perder, eso si, perderás
esta ubicación, ya sabes, en la reparcelación se vuelven a distribuir los
terrenos y puede que te lo cambien de sitio.
- Si, eso ya lo se…,y puede que me toque en el hondo, junto a la rambla,
ahí ni se ve el mar ni corre el levante
y cuando llueve en Ademuz vienen unas barrancadas que se lo llevan todo…, se
que aquí tenéis proyectados unos chalets de esos grandes y lujosos, para gente
de dinero…, pero es que Julio, esta es mi tierra y la tierra no se vende, nadie
tiene derecho a sacarme de aquí ni a quitármela para dársela a los ricos.
- Es la Ley Toni y sabes que yo no hice la LRAU, lo hicieron los tuyos…,
los socialistas y ya ves, que contradictoria es la vida a veces.
Toni cabeceó y apretó los labios, su mandíbula se deformó al tensarse
sobre unas encías retraídas y con apenas dientes.
- Quien te ha visto y quien te ve, Julio…, el dinero te ha hecho perder
la cabeza…, hijo de un regador y ahora…, mírate, llenando de hormigón la tierra
a la que tu padre daba de beber.
- Mi padre ya faltó y mi padre cobraba por regar, no por dar de beber a
la tierra…, ahora tengo mujer y dos hijos y tengo que darles de comer.., y de
beber, sabes que no hago nada que no me permita la Ley…, pero bueno Toni, son
muchos años de amistad y creo que podría interceder por ti con el agente
urbanizador.
- De amistad ya no queda nada…., a mi solo me queda la rabia, Julio…, y
al tío Paco, y al tío Malea y a la Trini también les queda solo la rabia, ellos
tampoco pueden pagar los costes de urbanización y mira, que al final me he
aprendido todos esos nombres…, PAI, agente urbanizador, LRAU, segregación,
reparcelación…., ¿sabes…? el tío Paco y el tío Malea querían pegarte un tiro y
enterrarte en la serranía, la Trini te habría sacado las tripas con su aixaeta y yo…., yo prefiero hacer otra
cosa, por eso te he llamado, espera.
Julio siguió con la mirada el paso tranquilo del anciano, lo vio entrar
en la caseta y sintió un escalofrío cuando volvió a la terraza con una vieja
escopeta de cañones paralelos entre sus manos.
- Por Dios Toni…, ¿que vas a hacer…? –murmuró con un hilo de voz.
- Tranquilo Julio, que a ti no te va a pasar nada…, mare meua, hace mucho
tiempo que no paso revista de la escopeta, espero que aún dispare, desde que
cazo con las perras ya no he vuelto a tocarla…, ¿sabes…?, no puedo ver como me quitas la tierra y
tampoco puedo entender como la Ley lo permite…, ya estoy demasiado viejo como
para empezar a pleitear contra el agente urbanizador y no creo que me queden
muchos años de valerme por mi mismo…, -confesó Toni, abatiendo los cañones y
comprobando que el cartucho del 12 seguía ocupando la recamara izquierda-… mi
mundo era este y lo vas a destruir para ganar unos millones de pesetas…, si ya
se que ahora ya no hay pesetas, pero me da igual, yo sigo contando en pesetas o
en duros…., me recuerdan a otros tiempos, mejores que estos, desde luego…, tampoco
no me veo en una residencia, haciendo cola para que me duchen o para que me
limpien la mierda. Julio…., espero que nunca te olvides de este momento, lo voy
a hacer por ti, ya no podría vivir sin
mi tierra, esa que mis padres compraron dejándose media vida, jamás me lo
perdonaría y ni creo que pudiese vivir con esa pena, se que me la vas a quitar,
por eso quiero que no te olvides nunca de este momento…, igual así consigo
hacerte pensar, igual te abro los ojos para que veas todo el daño y el mal que
estas haciendo, te voy a pagar con lo que es mío, con lo que mas valor tiene….,
¿sabes lo que quiero decir…? te voy a pagar con mi vida.
El anciano abrió la boca
desdentada, se metió los cañones de la escopeta entre las encías desnudas, clavó
sus ojos en los del director del banco y sus pupilas estallaron al mismo tiempo
que el disparo resquebrajaba su cráneo y asustaba a las podencas.