El color de estos campos me sigue hipnotizando, no se, puede que porque me recuerde al color de la manada o porque vea en ellos calma, quietud, reposo, la espera sosegada de las lluvias otoñales. Me gusta ver a los perros husmear entre las matas de esparto, trotar entre los tomillos o salir corriendo cuando algun conejo se arranca con una aceleración brutal y se lleva tras él a un Norton que llega a esquivar a los jovenes plantones de naranjos, que corre campo através, reventando el monte bajo y al mismo tiempo llevandose tras sus zancadas a Mia, a Cecil y a Piper.
Es siempre el mismo paseo,pero a veces pasan cosas que a mi me gustan, ayer nos sobrevoló un bando de abejarucos, con su tipico arruyo, planeaban y durante unos instantes pude disfrutar de sus colores. Y otra de las mañanas una liebre saltó de entre los espartos, creo que en el aire se dio media vuelta y corrió hacia el pinar, yo soltó mi grito habitual "¡ahí va, ahí va...!",pero la manada corrió en sentido contrario.
Esta mañana me he encontrado con los vencejos y los he visto hacer algo que nunca habia visto. Descendian de las alturas en silencio, sin sus chillidos, sin esa algarabia que tanto me ha hecho sonreir. Descendían acompañando a sus hijos, a sus nidadas ya independientes y psaban por encima de mi cabeza con vuelo sereno, lento, casi como ofreciendose a mis ojos. Despues viraban en el aire y descendian hacia la enorme charca, entonces formaban una uve con las alas y bebian agua.
Yo he sonreido y he continuado contemplandolos, sus idas y venidas, sus vuelos, ahora silenciosos y elegantes, ese planeo al alba, solo para mis ojos y mis sentidos, para mis sentimientos infantiles, para mis sueños.
Es siempre el mismo paseo,pero a veces pasan cosas que a mi me gustan, ayer nos sobrevoló un bando de abejarucos, con su tipico arruyo, planeaban y durante unos instantes pude disfrutar de sus colores. Y otra de las mañanas una liebre saltó de entre los espartos, creo que en el aire se dio media vuelta y corrió hacia el pinar, yo soltó mi grito habitual "¡ahí va, ahí va...!",pero la manada corrió en sentido contrario.
Esta mañana me he encontrado con los vencejos y los he visto hacer algo que nunca habia visto. Descendian de las alturas en silencio, sin sus chillidos, sin esa algarabia que tanto me ha hecho sonreir. Descendían acompañando a sus hijos, a sus nidadas ya independientes y psaban por encima de mi cabeza con vuelo sereno, lento, casi como ofreciendose a mis ojos. Despues viraban en el aire y descendian hacia la enorme charca, entonces formaban una uve con las alas y bebian agua.
Yo he sonreido y he continuado contemplandolos, sus idas y venidas, sus vuelos, ahora silenciosos y elegantes, ese planeo al alba, solo para mis ojos y mis sentidos, para mis sentimientos infantiles, para mis sueños.
3 comentarios:
Hola Bicipalo, que pena del paisaje. Menos mal que al menos los pajaros se salven volando a sitios mas seguros.
Salu2
Has contemplado lamigración de las aves.
Los abejarucos y vencejos ya se están yendo. Seguro que viste dos grupos que surcaban el cielo cada no por su particular ruta camino de su casa de invierno, poco a poco en compañía de sus jóvenes polluelos en sus primeros vuelos, sin prisas, con paradas para beber en las charcas, durmiendo agrupados bajo la serena y cálida noche, pero siempre con el pico apuntando al sur que ñoran los mayores y que mostrarán a sus hijos.
Goyo, ¿porque me conmoveran tanto esos movimientos migratorios...?, los abejarucos siguen por aquí pero los vencejos,como tu dices se van poco a poco y en silencio. Este año apenas he visto a los chotacabras. Y he visto tu rinoceronte blanco...., genial, lastima que el nudo este un poco adelantado hacia el morro, si no sería perfecto. Es genial, la foto y la percepción.
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