Ala Quebrada...., un vencejo que casi se arrancó el ala contra el cable anclado muy cerca de la junta de dilatación donde dcidió anidar, desde entonces,día tras día lo esquiva para poder alimentar a su polluelo.

jueves, 29 de agosto de 2013

LA ISLA DE ALBEA.




     Esta mañana llovia, podía sentir las gotas precipitandose sobre mi craneo y escuchaba las sacudidas de la manada cada dos por tres. No era una lluvia intensa, pero suficiente para haber inundado el charco alrededor de la cresta en la que se habia encaramado el caracol blanco. 
   Ya de niño me encontraba con ellos y oía a mis tías del pueblo despreciarlos mientras buscaban con interes a las vaquetas despues de la lluvia, tampoco le hacian ascos a los moros, pero para estos caracoles blancos tan solo tenían pisotones y protestas, quizás porque no eran agradables de comer y porque siempre estaban ahí, a la vista, blancos como peladillas, a pleno sol y sin esperar a las lluvias para hacer sus vidas.
   Recuerdo que una vez los descubrí con sus cuerpos metidos de cabeza en la tierra húmeda, atraves de sus pies extraían la tierra formando una especie de pliegues de barrillo endurecido que iban acumulando alrededor del agujero. Allí dentro depositaban sus huevos, para mi fue un descubrimiento emocionante, pero lo que no podia imaginar es que los futuros  Sphincterochila serían capaces de vivir hasta los ocho años, pero sigo recordando la imagen de aquellos huevecillos gelatinosos al otro extremo del palito con el cavé una galeria paralela a la del caracol blanco, tan blancos y descarados que nadie les hacia caso, salvo mis tías que refunfuñaban mientras exploraban las matas alacecho de las vaquetas y de vez en vez, de los moros.
 

viernes, 23 de agosto de 2013

LA POBLETA, LOS LAGARTOS OCELADOS Y LOS EUCALIPTUS...., LEYENDAS DE LA SIERRA CALDERONA.




 
   Los lagartos ocelados gustan de tomar el sol en esa curva, mas de una vez me he encontrado con ellos descendiendo desde el Collado de la Moreria con la Bicipalo, pero hoy no están y trazo la curva echándolos de menos, igual que ellos echarán de menos al sol que calienta el poderoso talud de piedra gris que emerge desde las entrañas de la Sierra Calderona.
   Hoy la serranía ha amanecido envuelta en nubes que han llegado desde el mar, como convencidas por la brisa de levante, tentadas por ese viento marino a adentrarse en las montañas, a empapar sus musgos y líquenes, a desangrarse sobre las lajas de rodeno y a mojar sutilmente mis antebrazos, mientras remontaba por la umbría de la Font del Berro, esta es la subida preferida de Jesús y de ese testigo que siempre le acompaña y que después habla y nos confiesa sus emociones y pensamientos en una magistral tercera persona.
   Percibo a esas nubes tocándome con miles de pequeñas gotitas y pienso que ya es tarde para que ellas puedan regresar al mar, cedieron a la tentación de acompañar a la brisa y ahora esa misma brisa se pierde entre los cañones de la serranía mientras las nubes embarrancan como enormes cetáceos que jamás podrán volver al mar, salvo cuando la lluvia inunde las torrenteras y las ramblas, cuando corra brava entre los barrancos y desemboque en el mar, en ese momento se olvidarán de cuando embarrancaron entre las montañas y volverán a acompañarán a la brisa de levante cuando les susurre.
    - ¿Os venís a las montañas, a tierra adentro…., os aseguro que no os dejaré solas…?.
   He alcanzado la Moreria cansado y me he dejado caer sin pedalear, recuperando la respiración y sintiendo como el sudor se iba enfriando sobre mi piel y sobre la ropa. He dejado a mi derecha el cruce con la pista del Campillo y he continuado el descenso sin apenas pedalear, evitando los surcos y las piedras, atravesando las tenues brumas y virando a izquierdas en esa curva en la que los lagartos ocelados gustan de tomar el sol. Inconscientemente he frenado y los he buscado, no he visto a ninguno  pero he tenido la certeza que ellos han percibido mi paso.
   He sonreído relajado y tranquilo y he seguido el descenso hasta que he echado una mirada a mi izquierda y he descubierto a la misteriosa silueta de La Pobleta, he ido frenando y he echado pie al suelo. 





El legendario caserío apenas si asomaba entre los espesos pinares que hace siglos albergaron a ese primer poblado morisco, a aquellos moradores que terminaron enterrando sus huesos en este Valle de Lullen hasta que, siglos después, los perros de los guardeses desenterraban alguno de ellos y correteaban felices con su hallazgo. Manuel Azaña se refugió aquí, en la Calderona, después regresaría a Barcelona y La Pobleta quedaría ahí, a salvo de las atrocidades de la guerra, ajena al paso del tiempo, envuelta por los pinares y entre el monte bajo. Como un caserío misterioso y oculto a los ojos de casi todo el mundo.

 


   Continuo bajando, deslizándome cuesta abajo, respirando sin esfuerzo, escuchando la rodadura, los golpeteos de la cadena, las turbulencias entre el caso y mis orejas…, y termino parando en la Font del Marge, la primera que conocí de la Sierra Calderona y si no recuerdo mal de la mano de Cristina, una vecina de mi edad que durante varios veranos me torturó con el crecimiento desmesurado de sus pechos. 

 


 




Aquella exuberancia me costó algunos pescozones pero jamás la pude albergar…, han pasado muchas décadas y ahora ya no siento nada, quizás porque la majestuosidad de estos enormes eucaliptos me fascina, quizás porque espero oír el repiqueteo de algún picapinos o porque el gorjeo del agua me relaja y me distrae tanto que tan solo deseo gozar este momento, esta calma y esta soledad llena de leyendas y de momentos mágicos que uno atesora para si mismo y que a veces cuenta en voz alta.



 

       

miércoles, 21 de agosto de 2013

"ELYSIUM"........., LA PELICULA, UN SUEÑO CONTRADICTORIO.






  Cada dos años se cumple el ciclo, me visto como una persona, me pongo colonia, me despido de la manada y me voy al cine….,y tras disfrutar con “Entrelobos” hace dos años, hoy me he aburrido con “Elysium”.

   La película comienza con la visión de enormes vertederos sobrevolados por bandos de gaviotas que pugnan con los humanos por la búsqueda de alimentos, en ese momento el narrador nos cuenta que en el año 2150, La Tierra esta tan enferma, tan superpoblada y tan contaminada que un grupo de privilegiados ha creado otro hábitat, otro lugar fuera de ese planeta moribundo…., el plano se eleva y sorprendentemente se muestra  a La Tierra como lo mas hermoso del espacio conocido, se ven sus océanos azules, el marrón de los continentes, el blanco inmaculado de las nubes. Realmente se nos muestra una imagen que contrasta con el mensaje que quiere enviarnos la película, no se ven mares grises y repletos de vertidos, no se ven continentes yermos, no se ven humos ni contaminación atmosférica.

   Pero el  ritmo no decae y se nos muestran a las  pateras del futuro, naves capaces de despegar de La Tierra y de volar hacia Elysium, hacia ese paraíso en el que se curan todas las enfermedades, en el que nadie envejece y en el que disfrutan de una curiosa atmósfera sin cubierta rígida.

   Pero solo los elegidos y los multimillonarios pueden vivir allí arriba, por eso se da la  orden de destruir a las tres pateras, parece ser que ya no existen los derechos humanos ni tribunales internacionales. Lo curioso es que pese a la gigantesca tecnología que alberga Elysium, de hecho son capaces de curar el cáncer en cuestión de minutos, sin embargo no tienen sistemas de defensa ante la llegada de los nuevos inmigrantes y se encarga a un agente en La Tierra que dispare unos misiles portátiles, que recuerdan mucho a los RPG-7 rusos o a los archiconocidos bazookas americanos. La secuencia se cae por si misma y a partir de ese momento el filme entra en una serie de acciones violentas, alternadas toscamente con recuerdos de la infancia del protagonista y se pierde la carga social, se diluye la denuncia,  se pierde el mensaje ecologista insinuado y se termina centrando la trama en la eterna búsqueda de la inmortalidad, de la cura del dolor, de la eterna juventud.

   La cinta va perdiendo consistencia, credibilidad y coherencia, no se dice nada sobre el pensamiento de esa nueva sociedad, no se nos habla de quienes habitan allí y se llega al momento álgido, al enfrentamiento final, resuelto de manera confusa, con planos demasiados cortos y rápidos.

   Las luces de la sala se encienden y se escucha.

   - Bueno…, ¿y ahora donde vamos….?.

   Albergaba alguna esperanza con esta película, pero es una mas de efectos especiales, de tiros y explosiones y que bebe de otras películas que si que son autenticas obras maestras de la ciencia-ficción.



  

  





martes, 13 de agosto de 2013

UN RELATO DE MOTEROS PARA DORITA.











   

     Cuando he visto a la Bellagio de Javision con las tapas de balancines pintadas de un rojo apasionado, he tenido un mal presentimiento, después de eso, el amante de Bella ha engranado primera y las válvulas han enloquecido bajo esas tapas rojas que recordaban a unos lujuriosos labios de mujer insaciable, quizás por eso Javisión giraba el puño y el resto de las parsimoniosas custom salíamos tras él jadeando y yo el ultimo, girando el puño y sintiendo que poco a poco iba perdiendo metros, pero Duna podía dar más y aunque sus tapas no eran rojas, sus valvulas también se abrían y cerraban dando de comer a ese viejo v-twin, colgado en el vacio, sin cuna de motor.
    Recordaba viejos tiempos, recordaba aquellas primeras kedadas en la Pantera Rosa, recordaba a los Dracs y la melena negra de Águila Culebrera…., en ese momento creo que he sonreido bobamente, pero la curva se ha echado encima y el piloto rojo de Lancelotx se ha encendido, he frenado, he trazado la curva y me he centrado en la revirada carretera que ascendía desde Olocau hasta el Pico del Águila.
   El dragón serpenteaba, Bosser habia dejado escpar a Javisión, le seguía Little, despues Lancelotx y cerrando Duna y yo, cada vez mas concentrado, mas atento y sin tener que preocuparme por dar pedaladas, como cuando subo este precioso puerto con la bici de carretera.
   Pero hoy era distinto, no podia distraerme con los farallones de rodeno ni con las espesas umbrias de los barrancos, no podía buscar el vuelo sosegado de las rapaces, hoy no pedaleaba y el sonido de los cambios de marcha se sucedían una y otra vez, las curvas lentas y cerradas y sintiendo a Duna muy tumbada y muy lenta entre mis torpes manos. Pero al final hemos coronado y la Bellagio se ha lanzado cuesta abajo como en extasis, como una hembra insaciable…, pero yo prefería subir, incluso con las bicis prefiero subir a bajar, quizás por eso me ha patinado la rueda trasera cuando he frenado demasiado…, pero ha sido soltar el freno y continuar bajando entre paredes de rodeno, entre bancales de almendros y olivos, aunque no los veía, solo veía el asfalto retorcido.
   Y sin llegar a entrar en Altura hemos girado a la izquierda y empezado a subir hacia la Cueva Santa, hacia Montemayor…, hasta que la pitillera de Little ha salido volando de su bolsillo y hemos tenido que reagruparnos.
  El ascenso ha sido algo triste, los espesos y extensos pinares estaban carbonizados, ya lo sabia, aún así, conservaban la belleza de los parajes naturales, de los paisajes heridos que lentamente se recuperan de las estupideces de los humanos.  Pensaba en que pasarían bastantes décadas antes de poder volver a contemplarlos con la frondosidad de hace un año…., pero el asfalto se ha estrechado, se ha encogido y encerrado entre pretiles encalados, las curvas han empezado a sucederse y de nuevo Duna ha empezado a tumbarse, a inclinarse tratando de imitar las trazadas de Little.
   Clank, clank, clank…, los escapes sonaban distintos cada vez que entraba con la Virago medio muerta en los virajes, cambiaba y gorgojeaba como quejándose, como pidiendo una marcha mas corta…., recordaba mis jadeos, mi respiración acelerada cuando subía este puerto con la bici y despues me extasiaba contemplando los horizontes cubiertos de bosques casi infinitos, interminables, verdes, frescos y serenos como la misma Cueva Santa. Enseguida hemos notado la temperatura agradable y estable durante todo el año, dentro de la pequeña cueva, bajo esos techos de piedra y en medio del aura sacra que envolvía el santuario. Durante unos segundos me he sentido dentro de la montaña, me he sentido bajo tierra, bajo esos mismos bosques que ya no existían.
   - ¿Cuándo se almuerza…?, ¿que no hay hambre…?.
   Hemos salido de la Cueva y poco me ha faltado para irme al suelo.
   - ¡Tío, que no has quitado el candado, coño…!
   Han sonado unas risotadas, sanas, sinceras, amigas…, como cuando Lancelotx se ha tapado la cara con la manos al escuchar mi respuesta a la sugerencia de la camarera.
   - Vale, si quieres el cortado corto de leche, te lo alargo de café.
   - No, no –he contestado escandalizado- que si no el café se diluirá.
   Pero antes del almuerzo hemos descubierto una especie de maquina del tiempo, una gasolinera en la que los vecinos deambulaban como si fuesen empleados que entraban y salían del taller con parsimonia y confianza, ensimismados o cruzando alguna frase con sus amigos, moviéndose a un ritmo lento, como son los veranos en Las Alcublas, como es la vida misma en estos pueblos serranos, de inviernos duros y silenciosos, de inviernos fríos y acompañados por una soledad que curte a estos pobladores del interior valenciano. Y allí, en ese rincón del pueblo, descansaban un tesoros que ya no llamaban la atención de los parroquianos, nadie parecía hacer caso al mítico Alpine descapotable que reposaba moribundo, pero lleno de dignidad, sobre un remolque.



 Nadie parecía fijarse en la Lambretta oxidada ni en el coche de juguete, nadie parecía prestar atención a nada, ni si quiera los dos pit bull enjaulados, nos prestaban atención, ni ladraban ni gruñían. Los dos perros formaban parte de ese decorado perdido en la serranía.
   Después los moteros se han marchado y uno de los hombres ha murmurado para sus adentros.
   - Mira que echarle fotos a esto…
  Y ha sonreído cabeceando…, él sabía que a los de ciudad le gustaban esas antiguallas y que pagaban bien por ellas.
   - Eso, que paguen, que paguen.
  

 

lunes, 12 de agosto de 2013

EL CIELO DE LA SIERRA CALDERONA.






     Es curioso, el tenue rumor de los neumaticos sobre la pista forestal resulta casi un escandalo en medio de la soledad de la Sierra Calderona. Voy remontando por Campillo y echando miradas a las cimas y a los pinares, hace días que el sol tiene otro brillo, hace días que la atmósfera está distinta, mas nítida, más limpia, es como si la calima y la humedad marina se fuesen diluyendo, como si intuyesen la llegada del otoño.
   Levanto los ojos por encima de las cumbres y descubro un cielo mas azul, mas vivo, descubro unas nubes que se deshacen en cabelleras, en lluvias de altura que nunca llegan a tocar tierra. Descubro el rastro de un reactor y la alucinante sombra de esa misma huella sobre el cielo.
   Sigo remontando y después del descenso paro en la Font del Berro, es mi rincon favorito y me encanta su agua. Poco a poco y sin dejar de contemplar los farallones de rodeno me bebo el bidón entero y vuelvo a montar, pero apenas si trazo un par de curvas y me encuentro con Enrique.
   - Vaya, no han tenido que pasar mil años para que volvamos a vernos aquí.
   Enrique sonrie desde su barba blanca y escuchamos el graznido de varios cuervos, el canto de otras avecillas, el viento susurrando entre las copas de los pinos, entre las aristas romas del rodeno.
   - Esos cuervos me conocen..., saben que traigo comida para las zorras.
   Yo le digo que a veces hablo con los vencejos y él me enseña la foto de una rana, dice que es su amiga. Le comento que mañana saldré con Duna de ruta y Enrique me cuenta como estrelló su Guzzi Le Mans a 115 por hora contra un coche.
   - Se cruzó y no pude ni frenar, no llevaba casco, salí volando por encima del coche, me fracturé  la base del craneo y desde entonces no tengo olfato y ni memoria para las caras.
   - Coño, pero sabes quien soy, ¿no....?.
   Enrique suelta una carcajada y me enseña las fotos de las zorras comiendo de su mano.
   - Claro que se quien eres...., ah y mi hermano me ha dado recuerdos para ti.